A lo largo de cinco décadas, el Festival Mono Núñez se ha consolidado como el punto de encuentro por excelencia de la música andina colombiana. En su edición número 51, que se celebra del 30 de mayo al 1 de junio en Ginebra, Valle del Cauca, más de 60 artistas compiten en las categorías vocal e instrumental. Esta cita cultural, organizada por la Fundación Funmúsica, no solo busca destacar a los mejores intérpretes del país, sino también salvaguardar un legado musical que, sin espacios como este, correría el riesgo de desaparecer.
“Mientras estemos aquí, haremos la lucha”, dijo Bernardo Mejía Tascón, presidente ejecutivo de Funmúsica. Y es que esa lucha no es simbólica, se expresa en la curaduría exigente que busca que cada participante presente once obras, en la diversidad territorial garantizada a través de criterios de inclusión, y en una programación que alterna la tradición con nuevas apuestas creativas.
Festival Mono Núñez Foto:Jorge Idarraga
El jurado del festival en 2025 está compuesto por figuras destacadas del ámbito musical: Edgar Sandoval, compositor, productor musical, arreglista y pianista colombiano; Miguel Santiago López, director de orquesta, maestro en música por la Universidad del Valle y especialista en gestión cultural por la Universidad Nacional de Colombia; Ricardo Hernández Mayorga, director de orquesta y violista-arreglista, trabajó con la Orquesta Sinfónica Javeriana y la Filarmónica de Bogotá; Diana Cárdenas García, directora coral; y Lindon Alberto Chavarriaga, músico, gestor cultural e investigador. Según Mejía, el objetivo no es premiar únicamente la virtuosidad, sino la capacidad de conmover con autenticidad: “No premiamos al más virtuoso necesariamente, sino al que logra emocionar sin traicionar la esencia”.
Este año, el evento también cuenta con invitados internacionales que enriquecen la programación: el dueto instrumental Che Valle, proveniente de Paraguay, y la cantante Verónica Marchetti, reconocida intérprete de tango y folklore de Argentina. Su presencia refuerza la conexión entre las músicas tradicionales del continente y amplía el alcance simbólico del festival más allá de las fronteras nacionales.
Festival Mono Núñez Foto:Jorge Idarraga
En paralelo al concurso central, el Festival acoge eventos pedagógicos y comunitarios como el Encuentro Infantil Mateo Ibarra, el Festival de la Plaza y las expresiones autóctonas. “Muchos de los que hoy son ganadores empezaron aquí siendo niños. No tenemos miedo de ponerlos a competir con adultos si tienen con qué”, aseguró Mejía.
Con medio siglo de historia, el Festival Mono Núñez no solo se mantiene en pie: se reinventa año tras año. Sus organizadores saben que el contexto no es fácil, que la cultura compite contra el olvido, y que los géneros tradicionales deben renovarse sin perder identidad. Pero mientras haya artistas dispuestos a escribir, tocar y cantar desde lo profundo de sus raíces, habrá escenario. Y mientras haya público, habrá futuro.
CAMILO MORENO – PARA EL TIEMPO
GINEBRA, VALLE