Seguramente responde a un reflejo clasista que la palabra fontanero tenga un sesgo negativo. Cuando se dice, por algunos medios, que Leire Díez, la supuesta periodista que buscaba pruebas contra mandos de la UCO, era una fontanera de La Moncloa, no solo se la quiere situar próxima al poder, sino también relacionarla con actividades turbias. Y, sin embargo, la fontanería no solo es un oficio digno, sino imprescindible para vivir en un entorno salubre. También en política.
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