Salí de mi casa por la mañana, como de costumbre, para ir a mi trabajo como periodista. Caminé bastante, pero ni me di cuenta porque solo pensaba en lo que había anunciado el ejército israelí horas antes: una nueva orden de evacuación que afectaba a toda Ciudad de Gaza, de este a oeste, y nos obligaba a todos sus habitantes a desplazarnos al sur, hacia la llamada zona humanitaria de Jan Yunis. El comunicado del ejército israelí es claro. Unas pocas palabras frías y bien redactadas son capaces de destruir la vida de un millón de personas. Yo soy una de ellas.
Seguir leyendo