Nadie mejor que los jugadores meritorios, los más humildes, para recordar a las figuras el solfeo de los equipos campeones y recuperar la senda de la victoria incluso en escenarios insospechados como el Johan Cruyff. Fermín y Ferran Torres, dos futbolistas tan generosos como resolutivos, sostén del equipo en los momentos de apuro e intercambiables en los de éxito, auparon a un enérgico Barça ante el siempre apocado Valencia. Los muchachos de Corberán ni siquiera dispararon a portería, acostumbrados ya a las goleadas en sus citas ante los azulgrana, que completaron un excelente encuentro a partir de la jerarquía de Fermín y Ferran. La noche resultó especialmente gratificante para el Barcelona por la belleza de los goles, por el regreso un año después de Marc Bernal, por la pulcritud de los defensas y por un marcador que evoca las jornadas de mayor bonanza desde la llegada de Flick.
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