Gramma, la tortuga de las Galápagos que durante casi un siglo ha vivido en el Zoológico de San Diego, ha fallecido a la edad aproximada de 141 años. Así lo ha confirmado el propio centro a través de la red social Facebook, donde han explicado que el reconocido ejemplar padecía problemas óseos relacionados con su avanzada edad. Al agravarse estos, se le practicó la eutanasia el pasado 20 de noviembre.
La tortuga de las Galápagos fue apodada cariñosamente por los especialistas que se encargaban de su cuidado como la “reina del zoológico”, ya que durante décadas ha sido “una extraordinaria embajadora para su especie” y un icono del centro, pues ha sido testigo de su historia y de los cambios en su plantilla e instalaciones.
“A medida que el mundo que la rodea experimentó más de 20 presidentes de Estados Unidos, dos guerras mundiales y dos pandemias, tocó suavemente incontables vidas durante casi un siglo en San Diego como embajadora para la conservación de reptiles en todo el mundo”, escriben en la publicación de Facebook. “Es asombroso considerar lo que la abuela vivió en su vida”.
La historia de Gramma: símbolo del Zoológico de San Diego
La fecha exacta de nacimiento de Gramma —en su hábitat nativo— es desconocida, aunque los expertos estiman que, en el momento de su fallecimiento, el ejemplar tendría 141 años. Tampoco está claro cuándo llegó al zoológico, aunque desde el centro señalan que su legado “abarca casi toda la historia de la propia institución”. Así, se considera que lo hizo entre 1928-1931, “como parte del primer grupo de tortugas de las Galápagos en venir al zoológico”. Así, Gramma habría sido el individuo de más edad del centro.
“Su historia se ha convertido en el tejido mismo de la comunidad del zoológico, un hilo que conecta generaciones de miembros del equipo, invitados, voluntarios y conservacionistas”, explican. Y es que Gramma no fue solo una tortuga: su aparición tanto en fotografías en blanco y negro hace décadas como en las redes sociales ha conseguido que quede en la memoria de millones de visitantes y personas de todo el mundo. En su despedida, que han comunicado con “inmensa tristeza”, el equipo del Zoológico de San Diego ha señalado que “cuidar a una tortuga tan extraordinaria fue un privilegio”.
La conservación de las tortugas gigantes de las Galápagos
Las tortugas gigantes de las Islas Galápagos han visto su población gravemente diezmada durante siglos. “Los humanos, principalmente bucaneros y balleneros, las explotaron como fuente de alimento durante los siglos XVIII y XIX”, explican desde la organización Galápagos Conservancy.
En la actualidad, estas especies se siguen enfrentando a serios peligros, pese a los intentos de grupos ambientalistas por su recuperación y la protección por parte del Gobierno de Ecuador: la caza furtiva, que continúa produciéndose en algunas zonas; la destrucción de su hábitat, y la introducción de especies invasoras.
Galápagos Conservancy indica que existen al menos 13 especies distintas de tortugas gigantes de Galápagos —la cifra varía según la fuente, pues la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) recoge 16, dos de ellas actualmente extintas—; todas ellas se encuentran en la Lista Roja, ya sea catalogadas como vulnerables, en peligro o en peligro crítico.
En este sentido, la crianza de tortugas gigantes jóvenes en cautiverio se postula como una “herramienta vital para recuperar rápidamente las poblaciones”. La labor de asociaciones e instituciones como la Fundación Charles Darwin o Galápagos Conservancy supone un impulso para la conservación de esta y otras especies amenazadas en el territorio.
