Hace 33 años conocí a José Rubén Zamora, empresario y periodista fundador del diario Siglo Veintiuno de Guatemala. No recuerdo si fue una reunión del Comité de Protección de Periodistas u otra organización parecida, la que nos convocó en aquel país a directores de diversos diarios de América Latina. Lo que no olvido es que hicimos migas de inmediato y no solo porque los diarios que habíamos fundado con meses de separación se llamaban igual. También nos identificamos porque los dos proyectos, uno en Guatemala y el otro en Guadalajara, intentaban remover el anquilosamiento de la prensa tradicional con un periodismo de denuncia e investigación con una nueva generación de jóvenes profesionales. Los dos “siglos” consiguieron su propósito de ventilar la conversación pública, crearon nuevos lectores e irritaron a los poderosos, aunque ambos terminaron por perder el nombre: en 1996 las diferencias editoriales con el resto de los accionistas llevaron a Zamora a desprenderse y fundar El Periódico; y por razones similares en 1997 nosotros debimos hacerlo en Guadalajara y creamos el diario Público.
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