En un mundo marcado por la urgencia climática y la necesidad de transiciones energéticas más limpias, la agroindustria de la caña de azúcar se abre paso como una aliada estratégica.
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Nicolás Gil, presidente del Congreso de la Sociedad Internacional de Técnicos de la Caña de Azúcar (ISSCT, por sus siglas en inglés), destacó que el evento se celebrará del 24 al 28 de agosto en Cali. Además, habló de los avances recientes en la agroindustria de la caña y de la relevancia de este encuentro internacional.
¿Qué avances hay desde la parte técnica de la caña en Colombia?
Tenemos varios avances en diferentes frentes. Desde el punto de vista del cultivo, hay variedades de caña cada vez más resilientes a los cambios climáticos. Desde la parte agronómica hemos reducido en los últimos 20 años en un 50% el consumo de agua que requerimos para el riego del cultivo.
Desde fábrica hemos incrementado las eficiencias de recuperación, resultados que se ubican en el top a nivel mundial. Eso lo hacemos basados en herramientas que nos permiten hacer un cambio contra la habilidad de los molinos donde se extrae el jugo de la caña y también herramientas de balance de masa de energía, aplicando la Agroindustria 4.0 que nos está llevando a hacer cada uno de los procesos en la cadena.
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¿Cómo logran esas eficiencias en la parte de riego?
Tenemos un sistema de monitoreo que llamamos Plan de Hídrico que nos permite saber la cantidad de agua que se recibe por la lluvia o precipitación, pero también la que se evapora, haciendo una diferencia en lo que se requiere para cultivo y de esa forma realizar el riego. Esta última parte la hemos venido tecnificando a lo largo de los años, logrando una reducción en el consumo del agua.
Incluso, en nuestras variedades de caña, desde la creación de Cenicaña hace ya 47 años, todo el tema de control de plagas se hace biológicamente, es decir, no usamos plaguicidas.
Industria de la caña
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¿Cómo esto favorece la economía cañera del país?
Somos un sector que está integrado por ingenios ubicados en el valle geográfico del Río Cauca, en el cual tenemos 4.500 cultivadores que proveen el 75% de la caña que se muele cada año. Esos son alrededor de 22 millones de toneladas de caña con injerencia en cinco departamentos y 50 municipios, lo que termina siendo 0,6% del Producto Interno Bruto Nacional o 2,4% del PIB Agrícola.
La calidad de vida de esos municipios en donde la caña tiene injerencia es superior a otros del país que realizan esa misma actividad. Adicionalmente, desde el punto de vista social, toda la variedad de caña, que Cenicaña desarrolla, se han utilizado también en la producción de panela.
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¿Cómo están aplicando estos desarrollos ahora en temporada de lluvias?
Es un reto muy grande. Nosotros tenemos cinco redes que nos apoyan a lo largo de las diferentes actividades del cultivo y procesamiento de la caña. Tenemos 42 estaciones meteorológicas en línea, que cada minuto nos dan información acerca de la precipitación, radiación, temperaturas y velocidades de los vientos. Tenemos otra red que maneja todo el tema ambiental y una IOT que nos permite ayudarnos en el georeferenciamiento de los equipos que realizan labores de cultivo y de construcción.
Esa información ha sido vital para tener modelos que nos predicen productividad en términos de toneladas de caña. Sin embargo, es indudable que hemos tenido una afectación grande asociada a esas condiciones. Por ejemplo, en el primer cuatrimestre de este año, la precipitación que tuvimos en estas zonas del país ha sido histórica de acuerdo a lo que llevamos de registro desde el año 1990.
Estamos realizando labores buscando variedades de caña que sean más resilientes a esas condiciones cada vez más frecuentes de humedad y mirando qué otro tipo de trabajos deben hacerse a nivel del suelo. Por ejemplo, fortaleciendo los temas de drenajes para evitar que las lluvias causen los problemas que acabo de mencionar.
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¿Cómo van los subsectores de la caña como el etanol y la energía?
Yo trabajo desde hace 30 años en Cenicaña y cuando llegué, básicamente éramos una industria que producía azúcar y algunos ingenios tenían refinería. En este momento tenemos siete refinerías que producen azúcar refinadas, llegando a alrededor de dos millones de toneladas de azúcar por año y las estamos exportando a más de 60 países.
Luego vino la diversificación en el año 2005. Iniciamos con el proceso de oxigenación de las gasolinas con el bioetanol. En este momento solo tenemos una mezcla de 10% volumen-volumen y el año pasado representó una producción de 408 millones de litros de etanol.
Los ingenios desde siempre han generado energía a partir del bagazo que es el combustible que queda de la caña. Allí, se genera energía térmica en las calderas y posteriormente se llevan a un tubo generador y se transforma en energía eléctrica. Los ingenios han venido siendo autosuficientes en ese consumo de energía térmica y eléctrica. Desde el 2009, cuando la Convención Reguladora de Energía y Gas estableció las normativas para que pudiéramos vender este tipo de energía, lo estamos haciendo y en este momento vendemos cerca del 40% de la energía que generamos a las redes eléctricas nacionales.
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¿Cómo apoyan estos desarrollos?
Desde Cenicaña hemos venido dando apoyo en la evaluación de las eficiencias de las calderas, donde se genera el vapor, pero también en estrategias para incrementarlas. En la parte de proceso, ayudamos en auditorías energéticas, identificando dónde podemos producir consumos de vapor o de energía bajo la premisa de que cada kilovatio ahorrado es un kilovatio de energía vendido.
En el momento estamos visualizando otras alternativas de contribuir aún más a esa transmisión energética, como es a partir de la cachaza, que es el subproducto que queda de la limpieza o clasificación de los jugos de caña. Este es un material orgánico rico en nitrogenados. Además, de la vinaza, que es el subproducto de la producción del etanol, esperamos producir biogás. Estamos trabajando en este horizonte a un corto plazo de que la producción de biogás pueda ser una realidad y entre a fortalecer aún más la canasta de productos que tenemos. Somos un ejemplo claro de economía circular de este sector a nivel país.
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Tienen el Congreso Mundial de Caña Azúcar, ¿por qué es importante?
Tenemos la fortuna de organizar el XXXII Congreso de la Sociedad Internacional de Técnicos de la Caña Azúcar. Esta es una sociedad que se conformó hace 100 años y que ha venido organizando congresos cada 3 años y solo no lo organizó en la Segunda Guerra Mundial. Es un evento que está conformado por asociaciones nacionales. La nuestra se llama Tecnicaña.
Se llevará a cabo del 24 al 28 de agosto, y luego tendríamos unas visitas post congreso en Cartagena el 30 y 31 de agosto, donde vamos a mirar las instalaciones del puerto de Cartagena, y vamos a conocer la planta hidrógeno que tiene promigas y ecopetrol en esa zona.
Aspiramos a tener 1.500 personas que nos acompañen. A través de las cinco comisiones de la sociedad, vamos a trabajar los temas de variedades, agricultura, fábrica, diversificación y administración y contaremos los avances que tiene esta industria en los últimos años y también dar una mirada hacia el futuro. Vamos a tener como eje central el tema de la sostenibilidad, la diversificación y la digitalización o de Agroindustria 4.0.
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¿Qué otras cosas se van a desarrollar?
Este es un congreso de largo aliento que arranca con lo que denominamos visitas precongreso, donde básicamente los delegados internacionales visitarán algunos ingenios de Colombia, en este caso Incauca, Providencia, Manuelita, Mayagüez, Riopaila y otros.
En esas visitas se conocerán de primera mano las tecnologías que tenemos en los diferentes procesos y que nos llevan a ser referentes a nivel mundial. Nosotros somos pequeños en tema de cantidad de azúcar producida, pues ocupamos el 14 lugar en el mundo, pero en términos de productividad tenemos la mayor productividad en términos de toneladas de caña por hectárea y también somos importantes en el tema de fábrica.

Caña de azúcar
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¿Qué países están invitados?
En este momento tenemos discusiones con cerca de 40 países como Brasil, Tailandia, India, Australia, Sudáfrica, Indonesia, Filipinas, Argentina, Guatemala y México. También, va a venir gente de Inglaterra y en la parte de tecnología, Estados Unidos. En realidad el mundo azucarero se va a reunir en Colombia.
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¿Qué otras expectativas tienen?
El sector de la caña de azúcar de Colombia tiene más de 170 años de historia, y vamos a mostrar lo que hacemos en conjunto los ingenios, cultivadores, empresas asociadas, como es Asocaña, Tecnicaña, Cenicaña, Procaña, etc. Vamos a mostrar lo que hacemos y lo orgullosos de lo que nos sentimos.