Manipulación del medidor de luz tiene penas que oscilan entre uno y tres años de cárcel

Manipulación del medidor de luz tiene penas que oscilan entre uno y tres años de cárcel - Minem



Alterar el medidor de electricidad o realizar conexiones ilegales en la red eléctrica constituye un delito que puede sancionarse con hasta tres años de cárcel, según Pluz Energía Perú, empresa multinacional dedicada a la generación y distribución de energía eléctrica en Lima Metropolitana, Callao y diversas provincias del norte peruano. Más allá de las implicancias judiciales, el hurto de energía eléctrica genera riesgos graves para la vida y la seguridad de la comunidad, además de afectar la calidad y continuidad del suministro en extensas zonas urbanas y rurales.

Según Pluz Energía Perú, el hurto de energía —que incluye cualquier manipulación no autorizada de los medidores o intervenciones en las conexiones de empalme— representa una de las problemáticas más críticas para el sistema eléctrico nacional. Solo en 2023 se registraron pérdidas equivalentes a 103 millones de soles, unos 207 GWh de energía, cifra suficiente para abastecer a distritos populosos de Lima durante semanas.

Si sufres un corte de luz o una incidencia, puedes reportarlo fácilmente a través de las plataformas de Enel y Luz del Sur. (Andina)

¿En qué consiste el hurto de energía y cuáles son sus consecuencias?

El hurto de energía eléctrica se produce cuando el usuario recurre a conexiones clandestinas en la red, altera el funcionamiento del medidor o interviene ilegalmente las instalaciones para reducir o impedir el registro real del consumo. Pluz Energía Perú, que suministra energía en los distritos del norte y centro de Lima Metropolitana, toda la provincia constitucional del Callao, así como en Huaura, Huaral, Canta, Barranca y Oyón, señala que estas prácticas ilícitas pueden ocasionar penas de entre uno y tres años de prisión, además del pago de la energía hurtada y eventuales sanciones económicas adicionales.

De acuerdo con la empresa, “la manipulación indebida o intervención del medidor no solo rompe la legalidad en la relación entre la empresa y el usuario, sino que también resta recursos técnicos y financieros necesarios para la mejora y expansión del servicio eléctrico”. Como resultado, la empresa se ve forzada a destinar parte de sus inversiones a la detección y control de estas actividades, en desmedro de proyectos para mejorar la calidad y cobertura de la energía en las comunidades.

Aproximadamente, en los últimos cinco años, las pérdidas acumuladas por este delito alcanzaron 490 millones de soles, afectando no solo al sistema eléctrico, sino al conjunto de los usuarios que ven limitadas las inversiones en mantenimiento y ampliación de la red.

 (Andina)

Impactos sociales, técnicos y riesgos a la seguridad

El hurto y manipulación de la energía eléctrica afecta tanto a las familias como a empresas y sectores productivos. El 69% de los infractores identificados proviene del sector residencial, pero el mayor daño económico lo provocan las industrias y comercios, responsables del 63% de la energía recuperada tras intervenciones de control.

A nivel comunitario, el hurto de energía tiene un impacto directo sobre la seguridad y el bienestar de los vecinos. Pluz Energía advierte que las conexiones ilegales y alteraciones técnicas pueden derivar en choques eléctricos, cuyos efectos van desde quemaduras graves hasta la pérdida de vidas humanas. “La manipulación por personal no calificado, sin equipamiento adecuado, puede transformar una simple intervención en una tragedia”, recomienda la compañía.

Además, la sobrecarga causada por conexiones irregulares incrementa la frecuencia de cortes de energía en la zona, perturbando la vida cotidiana de miles de usuarios y facilitando fallas en aparatos eléctricos sensibles. Estas interrupciones constantes crean un entorno de inseguridad, especialmente en horas nocturnas, afectando tanto a familias como a transeúntes y pequeños negocios.

Por otro lado, las instalaciones clandestinas aumentan el riesgo de incendios en viviendas y comercios. “Las alteraciones pueden provocar cortocircuitos en electrodomésticos y exponer redes eléctricas a sobrecalentamiento”, señalan. En situaciones de lluvias intensas o inundaciones, los cables y medidores manipulados pueden convertirse en un peligro para todos, ya que el agua en contacto con instalaciones expuestas facilita descargas eléctricas no controladas.



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