El puerto de Valencia es un trajín de enormes cruceros que llevan turistas y barcos aún más grandes que mueven contenedores. En uno de sus rincones se ve una novedad sorprendente: una enorme grúa capaz de elevar camiones y subirlos directamente a trenes. Es el punto de partida de la primera autovía ferroviaria de España: los semirremolques procedentes de Italia bajan del buque, los colocan en fila y, gracias a los potentes brazos mecánicos de la máquina, se montan en un convoy con vagones especiales —para no superar la altura— que los llevará hasta Madrid. El gestor estatal Adif calcula que este medio de transporte genera cinco veces menos emisiones que la carretera. Mientras, el Ministerio de Transportes apostó hace dos años por este modelo en lugar de poner más peajes a los coches, por lo que está invirtiendo en adaptar otras rutas —como de Algeciras a Zaragoza— para elevar la cuota ferroviaria de mercancías del exiguo 4% actual a un 10% en 2030.
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