Sigue Paula Badosa dentro de una espiral de la que no logra escapar. Esta vez, hola y adiós a Wimbledon, adonde llegó de la misma forma que aterrizó a finales de mayo en París: peleándose con su cuerpo. Entonces cerraba un parón de dos meses sin competir a consecuencia de la espalda y, en esta ocasión, es una rotura en el psoas, sufrida hace diez días en Berlín, la que ha condicionado el abordaje de un torneo al que le tiene ganas y con el que no termina de casar del todo, sea por una razón u otra. Le frena esta vez la local Katie Boulter, dolorosa la derrota: 6-2, 3-6 y 6-4, tras 1h 54m. Salvó las dos primeras rondas en Roland Garros, pero aquí cede a la primera, como en 2019. Está tocada.
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