La Ryder Cup y Nueva York son una mezcla explosiva. Por primera vez en la historia una de las grandes ciudades del planeta acoge el torneo más prestigioso del golf y de ese encuentro surge una cita difícil de describir con palabras. El equipo europeo se enfrenta a uno de los mayores desafíos que ha conocido nunca: defender la copa conquistada hace dos años en Roma frente a un batallón encendido de 50.000 espectadores y en medio de uno de los ambientes más calientes que se recuerdan en la Ryder.
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