Casi tres años después del inicio de la agresión militar rusa contra Ucrania la tensión sigue subiendo en una Europa que ve cómo cada vez se usan armas más sofisticadas y potentes entre Kiev y Moscú.
La última, que activó todas las alertas políticas y militares fue el lanzamiento desde Rusia contra la ciudad ucraniana de Dnipro de un misil balístico cargado con explosivos convencionales pero que puede ser intercontinental y transportar cabezas nucleares.
Rusia hizo ese lanzamiento después de que Ucrania empezara a lanzar cohetes estadounidenses y británicos contra bases militares rusas, después de recibir permiso de Washington y Londres.
Las armas que se usan son cada vez más potentes, su potencial destructivo es mayor y, por primera vez en esta guerra, Rusia puede temer ataques de Ucrania contra objetivos a cientos de kilómetros de la frontera común.
Este martes se reunieron en Bruselas los altos mandos de la Otán con autoridades ucranianas para estudiar cómo puede afectar al viejo continente esa nueva subida de la temperatura. Rusia amenazó con usar sus misiles contra las bases militares de países que apoyan militarmente a Ucrania. Todos los europeos excepto Hungría.
Los gobiernos preparan a sus habitantes ante las escaladas
Hay que disponer de una lista digital de todos estos lugares y hacer una campaña para informar a los ciudadanos de la importancia de estos refugios y de las medidas que ellos mismos pueden tomar”
Los países preparan a la población ante esta subida de la tensión, que no debería ir más allá pero que recuerda a los peores momentos de la Guerra Fría. Alemania está haciendo inventario de todos los lugares que podría usar como búnkeres.
Cientos de ellos, construidos durante el nazismo para proteger a la población de los bombardeos aliados y durante la Guerra Fría, han sido reconvertidos en instalaciones civiles, desde museos hasta minas.
Desde 2007 no se invierte ni un euro en los 600 que quedan operativos, cuando llegaron a ser 2.000. La política con ellos durante décadas fue la de desmantelarlos, pero en 2022, cuando Rusia atacó a Ucrania, se revirtió. En la primera pasada se puso en marcha un plan que la prensa llama “ofensiva búnker”.
Alemania está haciendo, según contó una portavoz del Ministerio de Interior en conferencia de prensa recogida por varias agencias, “un inventario sistemático de los edificios privados y públicos que pueden servir de refugio. Hay que disponer de una lista digital de todos estos lugares y hacer una campaña para informar a los ciudadanos de la importancia de estos refugios y de las medidas que ellos mismos pueden tomar”. Se trata de sótanos, garajes y otras instalaciones subterráneas.
¿Teme la Otán y Alemania a Rusia realmente? Sus informes de inteligencia dicen que los rusos estarán preparados para lanzar una ofensiva contra la Otán en 2030. Eso sin tener en cuenta su potencial nuclear. El presidente ruso Vladimir Putin ya habla de “guerra global”, aunque por ahora el conflicto se concentra en unos pocos cientos de kilómetros.
Refugios nucleares móviles, la estrategia en Rusia
Rusia empezó la producción masiva de pequeños refugios nucleares móviles después de que Estados Unidos permitiera a Ucrania el uso de sus misiles de largo alcance contra territorio ruso y de que el presidente Vladimir Putin respondiera ampliando los escenarios en los que se podría utilizar el arma nuclear rusa. Los refugiaos nucleares móviles son responsabilidad del Instituto Panruso de Investigación para la Defensa Civil y las Emergencias y, según el medio ruso Meduza, “brindan protección a las personas contra una variedad de amenazas, incluidos desastres naturales e incidentes provocados por el hombre”.
Brindan protección a las personas contra una variedad de amenazas, incluidos desastres naturales e incidentes provocados por el hombre
Esos refugios móviles no protegen contra un impacto nuclear, sino contra sus consecuencias posteriores. Dan protección hasta 48 horas contra la radiación luminosa que genera una explosión nuclear y contra la contaminación radioactiva.
Sí lo hacen contra explosivos y contra fragmentos de armas convencionales, contra incendios o contra productos químicos peligrosos. En cada uno de esos refugios pueden resguardarse 54 personas en su versión más sencilla y pueden ampliarse hasta tener capacidad para 150 personas. Filtran y regeneran el aire y tienen reservas de agua.
Nadie amenaza a Rusia con armas nucleares y esos refugios no servirán contra un ataque directo, por lo que el anuncio puede ser también una forma de poner en tensión a una población que, en su mayoría, no siente los efectos de la guerra en Ucrania, aunque Rusia haya perdido ya a decenas de miles de hombres en el conflicto.
Con panfletos y búnqueres, así se preparan los países del norte de Europa
Los países del norte de Europa también se preparan para un escenario de conflicto bélico. Suecia, Finlandia, Noruega y Dinamarca repiten medidas que tomaban durante la Guerra Fría y que fueron abandonando desde que cayó el Muro de Berlín y la Unión Soviética desapareció.
Los suecos vuelven a repartir a todos los hogares del país -algo que sólo hicieron cuatro veces durante la Guerra Fría para actualizarlos- manuales con indicaciones sobre cómo protegerse si estalla una guerra.
Es una larga lista de consejos prácticos, desde qué alimentos son mejores para hacer reservas pueden guardarse meses y hasta años hasta cómo almacenar agua embotellada en buen estado durante meses.
Finlandia, un país de los más preparados de Europa, con una serie de grandes búnqueres en los que podría cobijarse buena parte de la población en caso de ataque aéreo, con carreteras en zonas lejanas a las poblaciones más grandes que pueden convertirse en pistas de despegue o aterrizaje de aviones de combate si las bases aéreas quedan fuera de juego, lanzó una web que centraliza advertencias y consejos en caso de guerra o de otro tipo de crisis grave.
Los noruegos, por su parte, recibieron a principios de noviembre un pequeño documento en el que se explica todo lo que es necesario tener de reserva en casa, desde velas hasta una serie de medicamentos de primera necesidad. Los daneses reciben explicaciones de cómo comportarse y cómo soportar días sin electricidad ni agua potable.
Las guías que reciben los ciudadanos de esos países no se dedican sólo a prepararlos para un escenario bélico, sino también para catástrofes naturales como incendios o pandemias. Pero la muestra de la preocupación por un conflicto, e incluso uno nuclear, es que entre las recomendaciones, en casi todos aparece la necesidad del abastecimiento de pastillas de iodo, las que se usan para que en los primeros días tras una explosión nuclear la radiación no afecte al tiroides y provoque un cáncer.
En Bélgica están a libre disposición y gratis en las farmacias para toda la población, pero por miedo a un accidente nuclear en alguno de los siete reactores atómicos del país porque desde hace una década siempre hay alguno en reparación.
Los papeles también recuerdan a la población, como hace el sueco, que los ciudadanos no sólo deben protegerse, sino también prepararse para luchar por su país, pues su deber es “contribuir a la defensa de la independencia de Suecia y de nuestra democracia”.