El Sevilla vive tiempos difíciles. Y en escenarios así, es habitual ver como decisiones aparentemente inofensivas se vuelven en contra. Eso sucedió en el Pizjuán cuando Matías Almeyda, en el minuto 71, decidió agotar sus cambios para insuflar a su Sevilla un sentimiento de fe, un último empujón para lograr una victoria que se había trabajado. Pero esa ambición se tornó en desgracia cuando Nianzou cayó lesionado. El equipo hispalense se quedó con diez y el partido giró de rumbo. Tanto que acabó en la orilla del Villarreal, donde Solomon encontró el tesoro de los tres puntos. (Avance)
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