A Rita Payés Roma a veces le dicen ‘alma vieja’ porque su música y su voz no se enmarcan en las tendencias del pop o la música urbana. Su interpretación cruza el jazz y la bossa nova, aunque no le gusta encasillarse en uno solo. Nació en Vilassar de Mar (Cataluña, España) y a sus 25 años supera 1,3 millones de oyentes mensuales en Spotify y ha colaborado con artistas de talla internacional como C. Tangana, Silvana Estrada y Jon Batiste. Este año, además de recibir la maternidad por segunda vez, publicó su tercer álbum y en diálogo con EL TIEMPO habló sobre su carrera y el poder de la música, sin necesidad de revestirla deotras “envolturas” o bailes despampanantes.
Su música de alguna forma habla de la pausa, ¿la escribe con esa intención?
Las canciones salen de manera muy intuitiva, la manera de componer es muy diferente en cada caso, pero siempre voy como tirando de un hilo y se convierten en cosas que a mí misma me sorprenden. De entrada no busco eso, lo que pasa es que de alguna forma sí que lo busco vitalmente y por eso me sale con la música.
Estamos en un mundo que siempre está afanado, ¿cómo le habla su música a esto?
Siento que todos realmente tenemos ese problema, es muy fuerte, ¿cómo puede ser que las cosas se desvanezcan tan rápido? Yo lo que diría es que al final hay que intentar parar un poco y escucharnos un poquito más para adentro. Sé que son palabras muy típicas, pero es que es lo que hay que hacer, no veo cómo reaccionar a todo este frenesí de sociedad sin la introspección. Cada uno lo hace como puede, en mi caso, me sirvo de la música para encontrarme.
¿Su música es un reflejo de sus vivencias o le canta a la vida en general?
Creo que es lo mismo. Tengo un amigo músico y él dice que le canta a la vida, al amor y a la muerte, y todo se puede resumir a eso, tanto lo que yo pueda sentir como lo que la sociedad pueda vivir. Al final, me parece que la música tiene esa inmortalidad de poder convertir cualquier cosa de la cotidianidad en algo bello. Para mí, es la fuerza, lo máximo que puede llegar a tener el arte, al final es eso.
¿Por eso su música se siente sincera y sencilla, como si fuera una especie de poema de lo cotidiano?
No lo sé, pero me lo tomo como un halago. Realmente, al final, yo lo que digo con este disco es que yo me imaginaba escenas cotidianas que a mí me preocupan, me gustan o me rondan por la cabeza y de alguna forma se han ido convirtiendo en canción. Que esto le pueda resonar a alguien, para mí, es de los mayores logros.
El catalán es su lengua materna, pero salvo el último álbum, casi siempre ha cantado en español, ¿hay una Rita que siente la canción en catalán y otra que la escribe en español?
Ha sido desde hace poco que me he lanzado a escribir canciones en catalán, siempre me daba vértigo porque pensaba que de alguna forma me desnudaba del todo. Me gustaba la idea de poner ese filtro del español, como sintiendo que esa canción incluso podría no ser ni mía, ponerle esa distancia. En este disco, esas tres canciones que hay en catalán han sido las primeras que me he atrevido a enseñar de puertas afuera. También siento que a lo mejor se ha abierto algo y he podido coger un poquito más de valentía para mostrarme más.
Este último álbum también es el primero que compone enteramente usted (salvo una canción), ¿qué sintió al sacar algo tan suyo?
El primer disco que tengo eran todas versiones, el segundo es como un 50-50 y de alguna forma este era lo que venía. Es muy bonito siempre cuando acabas el disco y lo empaquetas y de golpe ya existe para siempre, ya no forma parte de ti y ya es una cosa que pasa al tejado de los demás. A la vez siento que se sacan miles y miles de canciones al año y sentir que tú tienes un espacio a veces no es fácil, muchas veces existe la pregunta de ¿qué voy a aportar yo si todo ya está hecho de alguna forma? Pero lo bonito es que todos somos muy diferentes y al final, por poco que sea, se puede aportar.
Pareciera que la industria musical saca canciones, pero no por la música en sí, sino para convertirlas en un baile para redes sociales…
Sí, es como si la música en sí ya no fuera suficiente. La música es una cosa súper poderosa, sabemos que ayuda a aprender a los niños pequeños, ayuda a curar a la gente mayor, entonces me parece fuerte que ahora no sea suficiente, y volvemos a esta efimeridad y poca capacidad de centrarnos en lo que estamos haciendo. Para mí sí que la música me parece suficiente y me gustaría que la gente de alguna forma sienta que puede hacer una cosa y ya, que no hay la necesidad de envolverlo con todo lo otro.
La música es una cosa súper poderosa, sabemos que ayuda a aprender a los niños pequeños, ayuda a curar a la gente mayor, entonces me parece fuerte que ahora no sea suficiente,
Rita PayésCantautora catalana
¿Es una defensa del arte por el arte?
Claro, porque al final la música ya tiene el poder, lo que pasa muchas veces es que ahora la gente ya no sabe escuchar porque no tenemos ni tan solo la paciencia de escuchar una canción que dure más de dos minutos, entonces, obviamente necesitamos de otros inputs, necesitamos tener un video que sea lo más despampanante posible para que te quedes en eso.
En su carrera musical, primero fue trombonista, luego llegó el canto y después la composición, ¿hoy cómo se mezcla todo?
Ha ido cambiando durante el tiempo. Ahora estoy en una época curiosa porque también con la maternidad es difícil encontrar el tiempo para poder dedicarle a todo. Desde que yo empecé a aprender música, para mí lo primero era el trombón, después se añadió el canto y después se añadió la composición y ahora siento que no hay una sin la otra, todas se retroalimentan. Hay épocas que a lo mejor canto más, otras compongo más. Me gusta poder oscilar entre una y otra, también es una manera de seguir sintiéndome viva y de no caer en una monotonía.
¿Cómo le ha impactado la maternidad y cómo ha sido combinarla con su carrera?
Maternar ha sido lo mejor que me ha pasado, sin duda, pero también te pone a prueba, te enseña muchas cosas que no esperabas y al final es como una revolución de tu vida. Es muy trascendental, igual que lo puede ser la música, son cosas que te atraviesan literal y metafóricamente. En el día a día y en cómo gestionar ir de gira con ellas, lo hago como puedo, como todas las que somos madres lo intentamos, me parece muy fuerte que la conciliación sea tan difícil, pero aún así, yo estoy muy feliz.
Muchas veces su música se asocia con el jazz, de hecho, en 2023 visitó Colombia en el Jazz al Parque, en Bogotá, ¿pero usted cómo la define?
Siento que bebe de muchos sitios. Es verdad que durante mucho tiempo me han encasillado en el jazz, aunque siento que lo que hago ahora tiene muchas otras cosas. Al final supongo que me estoy convirtiendo en una especie de cantautora, de hacer mis canciones y cantarlas. También es verdad que al no ser solamente cantante sino instrumentista, se me abre un abanico. Yo disfruto muchísimo colaborando con gente sin necesidad de ser la protagonista, por ejemplo, formar parte de una big band. Creo que al final todo es una fusión.
Ha colaborado con artistas internacionales como Jon Batiste, C. Tangana y otros, ¿cómo ha sido eso?
Siempre he ido trabajando con los referentes que han podido ir llegando, desde lo más pequeño, de ir a tocar al bar de la esquina, a lo más ambicioso que haya podido llegar; pero mi manera siempre ha sido la misma: escuchar qué es lo que llega, ver si tengo ganas y tiempo. En general siempre ha sido un sí, siempre ha habido ganas de aprender, explorar y compartir con toda esta gente. Obviamente estoy muy agradecida, a la vez siento que es algo que me alimenta y me ayuda a seguir haciendo mi camino, aunque sea muy distinto del de ellos.
¿Ve la música como un arte solitario o colaborativo?
Tiene de todo. En el caso de la composición, para mí es una cosa muy solitaria, muy mía. Pero a la hora de hacer la música, por ejemplo, yo al ser trombonista, sola nunca he podido tocar, entonces lo que viene es la comunión y lo agradezco porque yo al menos he tenido la suerte de rodearme de gente que admiro, y de alguna manera también que sea gente más buena que tú, eso me encanta porque siento que me hace enfocarme mejor.
¿Hoy por hoy cuál es su meta como artista?
Seguir haciendo lo que hago ahora. Sentir que tengo la libertad de poder hacer lo que quiera.
¿Tiene planes de volver a tocar en Latinoamérica?
Sí, me encantaría. El año que viene se está mirando a lo mejor volver a México y volver a Colombia me encantaría. Fuimos el año pasado y fue la verdad muy hermoso.
MARÍA ISABEL ORTIZ FONNEGRA
Redacción Domingo
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