Las advertencias de las autoridades sobre la inminencia de fenómenos climáticos extremos han puesto nuevamente en evidencia la vulnerabilidad de muchas infraestructuras en el país.
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La Unidad Nacional para la Gestión del Riesgo de Desastres (UNGRD) y el Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales (IDEAM) alertaron que hay un 59 % de probabilidad de que entre marzo y mayo se presenten lluvias intensas, heladas, vientos fuertes y altas temperaturas en regiones clave como la Andina, Caribe, Pacífica y el centro de la Amazonía.
Esta combinación de amenazas ha encendido las alarmas en sectores de la construcción y la gestión del riesgo. El antecedente más reciente ocurrió en mayo de 2024, cuando, según datos de la Sala de Crisis Nacional de la UNGRD, 14.699 viviendas resultaron averiadas y 297 fueron destruidas a causa de estos eventos. Las consecuencias dejaron a miles de familias damnificadas, evidenciando las debilidades estructurales de muchas construcciones tradicionales.
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Frente a este panorama, el acero emerge como una alternativa sólida y eficaz. “Las estructuras de acero ofrecen una resistencia mayor a las construcciones tradicionales, reduciendo el riesgo de colapsos durante lluvias intensas, eventos climáticos extremos y actividad sísmica”, explican voceros del sector. Su capacidad para soportar cargas extremas convierte a este material en un componente crucial en la edificación de viviendas, hospitales, escuelas e infraestructura crítica.
En regiones con alta humedad o exposición a la brisa marina, como el Caribe colombiano, el uso de acero galvanizado ha demostrado ser especialmente eficaz. Este tipo de acero, resistente a la corrosión, extiende la vida útil de las edificaciones y minimiza el deterioro estructural provocado por la salinidad y las lluvias continuas. De esta forma, se protege no solo la integridad de los edificios, sino también la vida de quienes los habitan.
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A las amenazas climáticas se suma un factor permanente en la geografía colombiana: la actividad sísmica. Según la Sociedad Colombiana de Arquitectos, el 83 % de la población vive en zonas de amenaza sísmica media o alta. Este dato obliga a repensar la manera en que se diseñan y construyen las edificaciones en el país.
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El acero, gracias a su alta ductilidad, permite absorber y redistribuir las fuerzas que genera un sismo. “La flexibilidad del acero no solo evita colapsos, sino que permite que las estructuras se deformen sin perder su integridad, lo que representa una diferencia vital en situaciones de emergencia”, señalan ingenieros estructurales.

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Además de sus ventajas técnicas, el uso del acero en la construcción contribuye a la sostenibilidad, un aspecto cada vez más valorado en el desarrollo urbano.
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“Ante los retos climáticos y sísmicos que enfrenta el país, es fundamental construir con materiales que garanticen seguridad y resiliencia. En Diaco, transformamos cada año 360.000 toneladas de chatarra ferrosa en acero de alta calidad, que se convierte en el cimiento de edificaciones capaces de resistir lluvias intensas y movimientos sísmicos. Más allá de la infraestructura, nuestro compromiso es con la protección de miles de colombianos y sus familias, aportando a la construcción de un país más seguro y sostenible”, afirmó Mauro de Castro, director país de Diaco en Colombia.