Tal vez no fuera el lugar que hubieran imaginado. En cambio, Javier y Esther se prepararon para la ocasión con el mismo estado de emoción que el resto de las personas que se levantan una mañana para darle a otra el “sí quiero”. Javier vestía con americana negra y una corbata que cubrían el camisón del hospital. Esther llevaba un traje blanco de novia y ramo de rosas en la mano. Como telón de fondo, la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) Quirúrgica del Hospital Universitario Gregorio Marañón donde él lleva dos meses ingresado. El casamiento estaba previsto para dentro de un año, pero ahora mismo dentro de un año parece un mundo. Así, la pareja habló con los profesionales que se encargan de cuidar a Javier y pidieron colocarse los anillos allí mismo, en una ceremonia sencilla y austera, pero llena de significado.
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