Entre grandes nombres como María Negroni, Gioconda Belli y Nicola Lagioia, en la programación del ‘Hay Festival’ están María Buelvas y Daniela Pabón. Seguramente sus nombres no resuenan a la primera, porque son algunas de las personas que integran la sección joven del Hay Festival de Cartagena.
Este es un apartado dedicado a la comunidad universitaria, gratuito y dirigido a estudiantes, docentes, investigadores y más, que también se dedica a crear conversaciones cercanas. Además, es el lugar que visibiliza jóvenes talentos de la región y que le apuesta a una nueva generación de escritores y poetas colombianos.
Para llegar a una gala de poesía, con María Negroni, Cristina Rivera Garza y Piedad Bonnett, María Buelvas hizo contacto con alguien del festival, durante su maestría de creación en la Universidad del Norte. Ahí, empezó a mostrar su obra. Posteriormente, vivir en Cartagena facilitó que empezara a integrar la escena ‘poética’ de la ciudad, lo que terminó por conectarla con eventos culturales.
En su caso, la suerte y la preparación se alinearon, porque antes de que se le apareciera la gran oportunidad, integró ‘Calicanto’, una agrupación de canto y poesía que participó en una versión del Hay Festival que es en municipios del Bolívar. “Habíamos tocado en varios corregimientos y así se fue tejiendo la relación y la confianza en el proyecto”, dice Buelvas, quien ya publicó su primer poemario: ‘Y ahora qué hago yo con esa cuchara’ (Alcanfor editoras).
“No sé si es necesario publicar un libro para integrar el ‘Hay’. Sé que eso te permite conversar con públicos más amplios y eso abre la puerta para que te tengan en cuenta. Creo que otras invitadas de la gala de poesía han publicado, pero no un libro. Se trata de tener un trabajo consciente e interesante, que pueda respaldar tu experiencia”, cuenta la joven de Montelíbano, Córdoba, que se mudó a ‘La Heroica’ para apostarle a un futuro de letras.
Como ella, Daniela Pabón también llegó al Hay Festival, por una actividad en la que participó en Barranquilla, dado que algunas charlas de este encuentro se realizan en la Universidad del Norte, lugar en el que trabaja esta escritora. “Desde que empezó a venir el ‘Hay’ a mi ciudad, nos relacionamos. El año pasado, tuve la oportunidad de dirigir una entrevista y ahí quedó el contacto. Este año es muy particular. Esta es la primera vez que me invitan como autora, no para leer mis dos libros, sino para traer un poemario inédito. Es de mis apuestas fuera del mundo académico”, dice Pabón.
El significado que trae el Hay Festival para los ‘nuevos’
“La tradición que tiene el festival, de contar con una curaduría literaria de alto nivel, hace que esto sea muy importante. Que los organizadores hayan visto algo en lo que escribimos es más especial. Estamos cerca de cinco personas como cuota joven de la región, al lado de grandes de la literatura mundial, y eso es muy emocionante y me parece magnífica la apuesta del Hay de integrar lo local en su evento”, comenta Buelvas, en referencia a la gala de poesía.
Este evento se realizará hoy en la noche, a las 7 p. m., en el Centro de Formación de la Cooperación Española. Allí, Buelvas y Pabón, presentarán sus obras con música en vivo y movimiento, en torno a las letras que recitan, gracias a proyectos como Muévelas, de danza, y Calicanto, de música.
El ‘Hay’ es una plataforma muy importante de “visibilidad, en especial en una región como la costa colombiana, y en un país como el nuestro, en que todo está centralizado”, cuenta Pabón. Con propuestas como esta se abre la puerta a la conversación para integrar autores nacionales e internacionales, que influencian la carrera de quienes apenas inician su trayectoria y que participan activamente en estos espacios.
Las obras que llamaron la atención del ‘Hay’
El poemario de María Buelvas empezó a escribirse desde que tenía casi 15 años. Desde el 2019 empezó a tomar forma de libro y apenas en 2023 salió a la luz. Es la recolección de imágenes y de lecturas del mundo que ha encontrado.
“No sé si los sentimientos ayudan a la poesía, a veces le estorban. Esta es una imagen, la búsqueda de lo poético en lo cotidiano. Una imagen que te sorprende o una idea sobre algo visto y que por ahí puede irse, tocar una puerta y revelar algo. Eso funciona para mí. No me siento con unas ideas sobre los que quiero hacer. Van apareciendo una y otra vez asociaciones de ideas que se transforman en poemas. He hecho muchos poemas, tantos que el que publiqué fue el sexto libro”, agrega.
‘Y ahora qué hago yo con esa cuchara’, fue enviado a 20 premios, pero solo ganó el “Premio Nacional de Poesía Tomás Vargas Osorio” y apartar de ahí, el chip mental cambió. Pensar en publicar se hizo más recurrente para esta joven escritora, porque nadie vive de las letras, si alguien no las compra. “Yo hacía eso de reunir poemas, porque necesitaba plata. Sabía que tenía que buscar trabajo y no sabía qué hacer con la vida. Mi camino para hacer plata está cero claro”, dice entre risas Buelvas.
La primera obra publicada de Pabón es del 2019, con la editorial Círculo abierto. Se llama ‘Termitas’ y cuenta la historia de la transformación de una niña, en almendro y luego en termitera. Es un cuento poético, que juega con metáforas entre lo animal y lo humano, que también rodea el tema de la enfermedad y la muerte, pero enfocado en niños y niñas.
El segundo es Fernanda, que se publicó en el 2024 y relata cómo una tortuga, que habían dado por extinta durante 110 años, es encontrada por unos científicos en las islas fernandinas, ubicadas en Las Galápagos.
“Son una apuesta poética, porque me muevo en el registro del poema. Para el ‘Hay’, en la gala de poesía, leeré un poemario inédito que se llama ‘Cuartos Oscuros’. Es para mi muy difícil decir de qué va el libro, pero es un juego muy propio de la palabra poética, la tensión que hay con la imagen, pero también un intento de evocar a través de los silencios eso que se quiere mantener en secreto, aun cuando se cuenta algo”, dice Pabón.
¿Cómo se ve la poesía en Colombia?
Ambas, se dedican a un mundo literario que en Colombia se ve complejo. Cuando María Buelvas se ganó el libro, lo primero que pensó es que al día siguiente la editorial Planeta la llamaría. Pero el mundo real funciona diferente.
Su celular nunca timbró. Empezó a mandar correos a editoriales. Nadie le contestaba. Ahí se dio cuenta de lo difícil que era hacer un libro y que la poesía fuera negocio.
“También, porque la poesía se piensa como algo muy elevado, incomprensible, que es para dedicar en las fechas especiales. Y el trabajo que tienen estas nuevas generaciones es romper la barrera”, concluye Buelvas.
María Jimena Delgado Díaz
Periodista de Cultura
@mariajimenadelgadod