Además de la literatura, Mario Vargas Llosa tuvo como gran pasión la política. En su libro autobiográfico La llamada de la tribu (2018) contó que descubrió la política a los 12 años, cuando el general Manuel Odría derrocó al presidente José Luis Bustamante y Rivero, primo de su abuelo Pedro Llosa, que, a su vez, se desempeñó como prefecto de Piura, ciudad norteña en la que el Nobel vivió de niño. La política también fue materia prima para su producción literaria. Por ejemplo, Conversación en la catedral (1969) se inspiró en el régimen de Odría.
Pese a que no le gustaba recordarlo, tuvo simpatías con la revolución cubana y las ideas de izquierda. Según su amigo y biógrafo Pedro Cateriano, el novelista se vinculó formalmente a las causas sociales y el movimiento comunista desde su época de estudiante en la universidad de San Marcos, en la década de 1950. Para la militancia, usaba el alias de “camarada Alberto”.
El nobel peruano, Mario Vargas Llosa. Foto:Pierre-Philippe Marcou / AFP
En el tiempo que defendió la revolución y las ideas de izquierda, Vargas Llosa trabajó para un candidato presidencial escribiéndole sus discursos y luego para el Congreso. También se desempeñó como periodista hasta que todo su tiempo lo volcó a escribir. En 1958, viajó por primera vez a Europa, donde se unió a otros escritores del ‘boom latinoamericano’, con quienes compartía, además del talento, admiración por Fidel Castro.
Pero esa sintonía con el régimen de La Habana se distorsionó en 1971. Tras el encarcelamiento del poeta cubano Heberto Padilla, Vargas Llosa rompió por completo con esas ideas que defendió y creyó por varios años. “Fue un período muy difícil para mí porque me sentí como los curas que cuelgan los hábitos y vuelven a la sociedad laica, llena de incertidumbre e inseguridad. Descubrir que la democracia no era como la creíamos y como lo decía la izquierda comunista…”, evocó el escritor en La llamada de la tribu.
Fue un período muy difícil para mí porque me sentí como los curas que cuelgan los hábitos y vuelven a la sociedad laica, llena de incertidumbre e inseguridad
Mario Vargas LlerasPremio Nobel peruano.
Su transformación
En la década de 1980, Vargas Llosa asumió desafíos mayores en su país, ya como abanderado de ideas liberales en cuanto a lo social y económicos. Ante los intentos del gobierno socialdemócrata del entonces presidente Alan García de nacionalizar la banca peruana, el escritor se perfiló como líder de la derecha, encabezando las protestas contra esa acción en 1987.
Ese año fundó el Movimiento Libertad y en 1990 se postuló a la presidencia por el Frente Democrático, una coalición entre su movimiento y el Partido Popular Cristiano (PPC) y Acción Popular. Ganó la primera vuelta, pero no obtuvo los votos suficientes para reclamar la Presidencia. En la segunda vuelta era el favorito, pero perdió ante el desconocido Alberto Fujimori. Después de su derrota, se instaló en Madrid y volvió a dedicarse por completo a la literatura. Eso sí, sin alejarse de la lectura política peruana e internacional.
“Vargas Llosa perdió electoralmente, pero triunfó en el campo político y de las ideas. Su campaña no sólo fue pedagógica, sino que fue valiente y arriesgada”, aseguró Cateriano quien lo acompañó en su fallida aventura política.
Tras el retorno a la democracia en su país, cuando cayó el régimen de Fujimori, Vargas Llosa siempre manifestó la intención de su voto. En la última elección, la de 2021, le dio su apoyo a Keiko Fujimori, al considerarla un mal menor frente a Pedro Castillo, quien enfrenta un juicio por intento de golpe de Estado.
Y de los cinco candidatos que apoyó desde entonces, cuatro resultaron electos, siendo Keiko Fujimori la que no logró la Presidencia. “Vargas Llosa perdió una elección, pero la gente se olvida que ha ganado muchas más que las que perdió. Quizás las grandes polémicas sobrevinieron al final, en su última etapa, cuando dio endoses políticos que no eran propios del Vargas Llosa más lucido, como a José Antonio Kast en Chile”, dijo a El Comercio de Perú el politólogo Gonzalo Banda.
Vargas Llosa perdió una elección, pero la gente se olvida que ha ganado muchas más que las que perdió
Gonzalo BandaPolitólogo peruano.
El novelista fue un permanente crítico de dictaduras y de aquellos gobiernos que consideraba autoritarios. “Si hay algo que rescatar de Vargas Llosa es su acción política y en ese sentido le ha hecho mucho bien al Perú y a Latinoamérica”, sentencia Cateriano.
Vargas Llosa siguió vivamente la evolución de la política mundial, arremetiendo en los últimos años contra el populismo, “la enfermedad de la democracia”, en el que incluyó desde el chavismo y el castrismo, hasta la ultraderecha y la izquierda radical europea o el nacionalismo independentista catalán. “Si hay algo que rescatar en el mensaje político de Vargas Llosa es la verdad”, aseguró Cateriano.
AFP
(*) Con información de EL TIEMPO