España, tienes cara de velocidad, diría un camarero; velocidad, tienes nombre de mujer, diría el poeta malo, al menos a las tórridas siete de la tarde del último domingo de junio en Vallehermoso, pero la cursilería seguramente le importa un pimiento a Jaël Bestué, una bomba, que salta con botes de niña feliz cuando termina los 200m que ha corrido como una exhalación por la calle ocho, una curva atómica, un final explosivo. Boom. 22,19s. Una marca de nivel mundial. La octava del año en una lista en la que, exceptuando a la campeona olímpica que la comanda, Julien Alfred, solo hay nombres de estadounidenses. La mejor marca europea del año. La mejor marca nunca conseguida por una atleta española. Un récord que esperaba 35 años para ser borrado, desde que la impactante Sandra Myers, pianista delicada, velocista de acero, lo fijara en 22,38s.
Seguir leyendo