Pese a que en las elecciones generales de la Unión Europea (UE) del pasado 9 de junio, cuando más de 350 millones de ciudadanos del bloque fueron convocados a las urnas para renovar el Parlamento Europeo y de las demás instituciones, alejaron el temor de una inclinación a la derecha radical y demostraron un continuismo en líneas generales, seis meses después Francia y Alemania, las dos principales potencias económicas de la UE, enfrentan verdaderos terremotos políticos en sus países que amenazan a la estabilidad.
Por un lado, Alemania se enfrentará a unas elecciones anticipadas en febrero próximo después de que el canciller del país, Olaf Scholz, perdió una votación de confianza. Su gobierno colapsó en noviembre por una disputa presupuestaria, pero su coalición llevaba meses tambaleándose.
Ante el panorama, todas las fuentes consultadas en Bruselas esperan que, posterior a los comicios pactados para el 23 de febrero, Alemania tarde unas semanas o meses en formar Gobierno.
De otro lado, está la Francia de Emmanuel Macron que enfrenta una verdadera tormenta política luego de que una histórica moción de censura contra el primer ministro, Michel Barnier, en el cargo hace apenas tres meses. De hecho, Barnier duró menos de tres meses y Francia ha tenido cuatro primeros ministros diferentes en 2024.
El presidente de Francia, Emmanuel Macron (d) y el nuevo primer ministro, Francois Bayrou. Foto:GEORGES GOBET / AFP
El presidente Macron se decantó por alguien de su cuerda para sustituirlo, pero entonces, según el diario francés Le Monde, François Bayrou, el líder del centrista Movimiento Democrático (MoDem), uno de los tres grupos que integran el macronismo, le anunció al mandatario que estaba preparando una declaración de ruptura que reduciría aún más su bancada minoritaria.
Entonces, el teléfono sonó: Macron lo convocó a su despacho, donde le ofreció el cargo de primer ministro.
No obstante, Bayrou ya ha recibido críticas desde la izquierda y la derecha política por la “vaguedad” de sus intervenciones, mientras que dos tercios de la población francesa considera sus primeros días como “insatisfactorio”, según la última encuesta de opinión.
Algo que deja a Macron con serios riesgos de enfrentar que se constituya una mayoría parlamentaria para tumbarlo, como le ocurrió a su antecesor, François Hollande.
De darse ese panorama, Francia podría tener que volver a las urnas en legislativas en junio o julio y, prácticamente, se habría tirado un año a la basura cuando sigue creciendo la extrema derecha, con Marine Le Pen al frente, Donald Trump vuelve a la Casa Blanca y Ucrania teme quedarse sin el apoyo estadounidense y occidental.
Olaf Scholz Foto:EFE
¿Por qué CDU liderará Alemania, según Europa?
Un diplomático europeo le dijo a EL TIEMPO que no esperaba iniciativas serias en Bruselas “antes de que Friedrich Merz (el candidato conservador alemán, favorito para suceder al socialdemócrata Olaf Scholz) llegue al Gobierno”.
Las dudas en Bruselas no son si ganará la CDU, sino si tendrá que pactar con los socialdemócratas o si le bastará con los Verdes o los Liberales, partidos menores. Para el buen funcionamiento de la Unión Europea lo mejor sería un pacto con los socialdemócratas, como el que tuvo que hacer en ocasiones Angela Merkel.
Un pacto con los socialdemócratas llevaría a una Alemania en el centro político y con una mayoría parlamentaria de apoyo al Gobierno que podría acercarse a los dos tercios del Bundestag. Tradicionalmente es esa Alemania la que más reformas hizo. Un pacto con los Verdes, aunque ya existe a nivel regional, uniría a dos formaciones ideológicamente lejanas y que chocan en asuntos esenciales, como Finanzas, Impuestos, Migración o Energía.
Si la CDU opta por un pacto con los liberales (el más complejo porque los liberales serán el partido más pequeño en el próximo Bundestag, si es que entran porque si no alcanzan el 5 % se quedarían fuera) iría a un pacto con el partido ideológicamente más cercano, pero también con el que le cuesta más hacer compromisos en política europea.
Unión Europea. Foto:AFP
Del lado de Francia, Bayrou sabe que debe reunir suficientes apoyos parlamentarios para no correr la suerte de Barnier.
Así las cosas, con una Alemania en modo elecciones y una Francia atrapada en una crisis política que no podrá resolverse al menos hasta finales de junio, la Unión Europea entró en una especie de parálisis justo en un momento clave.
Donald Trump regresará a la Casa Blanca el 20 de enero y ya amenaza con una guerra comercial contra el bloque y un desentendimiento de la guerra de Rusia contra Ucrania.
El primer ministro polaco, Donald Tusk, que asumirá la presidencia semestral del Consejo de la Unión Europea el 1.° de enero, está tratando de establecer una “coalición de voluntarios” para apoyar a Kiev y reforzar la defensa de la UE.
Pero, él también se enfrenta a un plazo electoral. Los polacos votarán en mayo para elegir a su nuevo presidente. Si el candidato del PiS, Karol Nawrocki, prevalece sobre el de la Plataforma Cívica, Rafał Trzaskowski, Tusk se encontrará con las manos atadas por el veto y los poderes presidenciales.
La presidenta de la Comisión Europea, Úrsula von der Leyen hizo muchas promesas para sus primeros 100 días. La prioridad será un plan para la competitividad que debería trazar el camino para el relanzamiento económico de la UE. Se presentará un libro blanco sobre la defensa. Y se publicará una “visión” sobre el futuro de la política europea. La presidenta de la Comisión también declaró que se encargará personalmente de la crisis de la industria automotriz con el lanzamiento de un “diálogo estratégico” sobre el futuro del sector.
“Libro blanco”, “visión”, “diálogo estratégico”: son todas expresiones que en el argot de la Unión Europea indican documentos que contienen ideas, líneas directrices, opciones y posibilidades por explorar y seguir. Pero, salvo en algunos sectores limitados (como la inmigración), no se esperan paquetes legislativos revolucionarios. “Hasta la formación del nuevo gobierno en Alemania”, predice el diplomático. El big-bang político de la nueva legislatura comenzará a mediados de 2025.
Idafe Martín Pérez – Corresponsal de EL TIEMPO – Bruselas