Los ecos de las voces y los botes del balón se confunden. Es una tarde cualquiera en el pabellón de Vic (Barcelona). Hasta que en una sala acristalada se hace el silencio. Ahí coinciden dos jugadoras, ambas con sus libros y apuntes. ¿Un aula en mitad de un pabellón? Sí, justamente. Un espacio que el club Femení Osona abrió hace un año, gracias al proyecto Basket Girlz de Endesa, para que sus deportistas no tuvieran que renunciar a nada. Ni a la cancha ni a los estudios.
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