Desde finales del 2024, el precio del dólar ha perdido cerca de un 4,2% de su valor. Ese comportamiento a la baja se ha visto impulsado por la incertidumbre en torno a las decisiones de política comercial que ha venido adoptando el Gobierno de EE. UU. y la posibilidad de que el país caiga en una eventual recesión.
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Ahora bien, ese debilitamiento también no solo ha tenido un efecto en las previsiones económicas del territorio estadounidense, sino también en las economías de América Latina que se encuentran dolarizadas, incluyendo a Panamá y a El Salvador.
Para entrar en contexto, la dolarización es el proceso por el cual un país adopta el dólar estadounidense como moneda de curso legal, ya sea de manera oficial o extraoficial.
Si bien que el valor a la baja de esta divisa extranjera puede mejorar la competitividad de sus exportaciones, también encarece las importaciones y genera riesgos inflacionarios. A esto se le suma que esas variaciones y las decisiones en torno a las tasas de interés en EE. UU. tienen un impacto en su economía.
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Dólar.
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Francesco Pesole, analista de ING, le explicó a ‘Bloomberg en Línea’ que la reciente depreciación del dólar responde a una reevaluación de los factores que impulsaban su tendencia alcista. De acuerdo con el analista, “los mercados se han adaptado al impredecible estilo de comunicación del presidente Trump y están tratando las amenazas arancelarias con una mayor dosis de escepticismo”.
De la misma manera, señala que la pérdida de confianza en el desempeño estadounidense ha contribuido en su debilitamiento. En ese contexto, economías dolarizadas que, al carecer de una política monetaria propia, experimentan impactos directos en áreas clave de su economía.
Por ejemplo, esta depreciación encarecería las importaciones que vienen de economías con monedas que se aprecian frente al dólar, como los bienes importados de la zona euro, Japón y China.
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