Leonor González Mina, la inolvidable ‘Negra Grande de Colombia’ como era conocida por la mayoría de los colombianos, murió este miércoles 27 de noviembre a los 90 años, según confirmó su mánager, María del Socorro Vallejo.
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La cantante y actriz vivía desde hacía dos años en un hogar geriátrico en Pance, donde se produjo su deceso, a las 11 a. m. “Esta mañana, se levantó, se bañó, charló con sus cuidadores y se volvió a acostar. Ahí murió, muy tranquila y sin dolor, como ella se lo merecía”, contó a EL TIEMPO su mánager.
La Negra Grande de Colombia es el alma de canciones icónicas del repertorio nacional como “Mi Buenaventura”, “El alegre pescador”, “A la mina”, “Mi peregoyo”, “Borrachera”, “Velo qué bonito”, “Navidad negra”, “Niño de color”, “La canoa ranchá”, “Maximina”, “Chocoanita”, “Mi cafetal”, “Tío Guachupecito” y de la inmortal composición de Mario Gareña, “Yo me llamo cumbia”.
Además, “fue la primera artista que ayudó a visibilizar los sonidos del Pacífico colombiano”, contó a este diario Jaime Andrés Monsalve, jefe musical de Radio Nacional de Colombia. Pues, antes de que estos ritmos tropicales se popularizaran en el país, con el inicio del Festival de Música del Pacífico Petronio Álvarez, esta artista logró que se conociera más de la tradición musical -que hacía parte de rituales de las comunidades que habitaban en su territorio litoral- al empezar a grabar piezas musicales en 1964, con el sello de Sonolux.
Aun así, González Mina no se encasilló en este género. También interpretó cumbia, baladas, pasillos, bambucos y canciones de autor, fue muy versátil en toda su carrera musical. También trabajó con orquestas como las de Luis Uribe Bueno, la de Juancho Vargas y también grabó con Peregoyo y su Combo Vacaná, una agrupación que es muy importante para el Pacífico.
Nacida en la vereda de Robles, en Jamundí (Valle del Cauca), el 16 de junio de 1934, fue una de las voces icónicas del folclor colombiano. Su debut se dio ante un auditorio en París, nada menos que en el Teatro Olympia, cuando integraba el Ballet Folclórico de Delia y Manuel Zapata Olivella, al que se unió después de haber escapado de su casa, cuando tenía 18 años, dejando atrás a sus padres y a sus ocho hermanos.
“Me volé. Como yo era la que iba a Cali a negociar el cacao de mi padre, un día dejé un poquito para mí. No quería irme sin nada y les dejé una cartica diciéndoles que había sacado unos centavitos y que me perdonaran”, contó en una entrevista con EL TIEMPO TELEVISIÓN, en el programa que conducía María Beatriz Echandía.
“La anécdota más interesante de ella tiene que ver con su paso por el Ballet de Delia. Hacía parte del cuerpo de bailarinas y en algún momento demostró su talento con la vez. Un día, faltó un cantante en una presentación en Rusia (esto fue después de su presentación en Francia) y la mandaron al ruedo. Tan pronto pasó esto, ella se sintió más identificada con la canción, que con el baile y de ahí en adelante, empieza su carrera discográfica”, aseguró Monsalve.
A su regreso a Colombia, grabó su primer álbum, que se tituló ‘Cantos de mi tierra y de mi raza’ (el de 1964), que sería el primero de una treintena de discos. En 1975, representó a Colombia en el Festival de la OTI (algo muy similar a Eurovisión) con la canción ‘Campesino de ciudad’.
“Muchas de esas canciones siguen vigentes, forman parte de algo conocido como la canción protesta. Me alegra que los jóvenes las canten hoy”, agregó en la misma entrevista que fue concedida en el 2016, año en el que recibió el premio Vida y Obra del Ministerio de Cultura.
Leonor González Mina fue galardonada con la prestigiosa Medalla de Oro en las Artes 2024, por el Centro John F. Kennedy para las Artes Escénicas, junto a otros maestros de la cultura colombiana: Fernando Botero, Teresita Gómez, Carlos Vives, Álvaro Restrepo y Marie France Delieuvin.
Otros de los reconocimientos que recibió en su carrera, que superó las seis décadas, incluyen la condecoración Andrés Bello por parte del gobierno de Venezuela, en 1978, la Orden Simón Bolívar del gobierno colombiano en 1980, y haber sido la mejor artista de Colombia, en 1975, en una selección por el diario EL TIEMPO.
Una gran actriz
La Negra Grande de Colombia no solamente fue grande en la música, su rostro es uno de los más recordados y queridos en las pantallas. Una parte de su carrera la desarrolló en el Teatro Experimental de Cali, al lado de grandes figuras como Enrique Buenaventura, Fanny Mikey o Pedro Martínez.
Su debut en televisión fue de la mano del grandioso Bernardo Romero Lozano, cuando aun la imagen era en blanco y negro. ‘La Negra Chambimbe’, como se llamó el programa, era un monólogo en el que ella cantaba, bailaba y actuaba.
Su nombre figuró en producciones de televisión como la original ‘Azúcar’, de Carlos Mayolo; ‘Retorno a la Guaca’ o ‘Revivamos nuestra historia’ -en la que interpretó a Hipólita, la nana del libertador Simón Bolívar-; y en el cine en ‘Crónica de una Muerte Anunciada’, con Ornella Muti; ‘Más Fuerte Muchachos’, la comedia que Bud Spencer y Terence Hill rodaron en Colombia; ‘Del Amor y Otros Demonios’, dirigida por Hilda Hidalgo, y compartió con el legendario director Bernardo Bertolucci y compartió set con el famoso Franco Nero, entre otros.
En el 2019, su vida fue llevada a la pequeña pantalla en Telepacífico, en una serie que se enfocó en sus orígenes y que transcurrió en Robles, donde nació y vivió hasta los 18 años. Para el lanzamiento de la producción, en la que también actuó interpretando a su propia abuela, hizo un recorrido por la casa donde nació con periodistas, gente de la producción y con los actores de ‘Leonor’, como se tituló el seriado.
“En esta cocina… no se imaginan… mi mamá cocinaba muy rico”, “aquí era el comedor”, decía con nostalgia.
Leonor González Mina en charla con EL TIEMPO TELEVISIÓN
Vida y política
González Mina estuvo casada durante casi dos décadas con el periodista, compositor y publicista Esteban Cabezas Rher. De esa unión nacieron sus hijos Candelario y Juan Camilo. El menor se dedicó a la administración de empresas y el mayor -Candelo, como ella lo llamaba-, a la música, como percusionista de estrellas de la talla de Frank Sinatra, pero que falleció prematuramente a los 35 años, cuando vivía en Italia, víctima de un aneurisma.
Esa pérdida casi acaba con su vida. Se alejó de la escena publica y regresó a su Robles natal, donde tejió, bordó, dio clases de canto, de teatro y se refugió en el mejor papel que interpretó: el de abuela de Juana, su única nieta.
“Los papás nunca esperamos que los hijos se mueran primero”, decía Leonor, quien admitía que muchas veces enfrentó al fantasma del suicidio.
Fue su amiga, María del Socorro Vallejo -su actual mánager- quien la rescató y la devolvió al mundo musical. “Yo no quería volver a cantar”, recordaba.
El punto clave de su regreso fue en 2004, cuando Chavela Vargas se presentó en Bogotá y le pidió que la acompañara en su concierto. Después de ese dueto épico, la Negra no volvió a dejar los escenarios.
A finales de la década de 1990 intentó ayudar a la gente desde la política, a la que llegó de la mano de Piedad Córdoba. En 1998, fue elegida como Representante a la Cámara por Bogotá, por el Partido Liberal Colombiano, con cerca de 30.000 votos. En esa etapa también sorteó delicados problemas de salud: dos conatos de infarto y uno de una trombosis.
Su único esposo, y quien fuera el gran amor de su vida, la motivó a estudiar canto, teatro y danza. Música estudió en el Conservatorio de Cali, donde ella misma fue discriminada. Su voz, una amalgama de tonalidades que podían ir desde las de una contralto hasta las de una soprano, enamoró al ya fallecido locutor y folclorista Hernán Restrepo: él, en un acto premonitorio, la bautizó como la ‘Negra Grande de Colombia’.
“Pensé que me iba a quedar grande ese apodo”, confesó. No fue así. El legado de Leonor perdurará en sus canciones, en esa voz maravillosa que cultivó desde que estaba en Robles, cuando imitaba a los pájaros que cantaban en su ventana, y que estará en los corazones de una nación entera, junto al recuerdo de su humildad y talento.
El ministro de Cultura, Juan David Correa, lamentó la partida de la artista en su cuenta de X: “Mincultura se conduele con la partida de Leonor González Mina, ‘La negra grande de Colombia’. Desde Jamundí (1934), y durante más de 60 años, reinvidicó la afrocolombianidad como una cultura profunda de nuestra identidad nacional. Su voz nos acompañó. Su risa nos arrulló“, escribió.