Mientras la junta directiva del Banco de la República afina los últimos detalles para la reunión del próximo martes, casi todos los actores del mercado dan por segura una votación que mantendrá inalterada la tasa oficial de interés en el 9,25% actual. Pero el suspenso, como siempre, se siente en el ambiente, especialmente por la tensión entre dos posturas opuestas: en los últimos tres años, el debate ha estado marcado por la presión política del Gobierno de izquierdas, que tiene representación y voto en el órgano a través del ministro de Hacienda, Germán Ávila. En esta ocasión, sin embargo, el ligero rebote inflacionario en agosto reduce el margen de maniobra del oficialismo en su pulso contra el ala más ortodoxa del banco central.
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