La Fundación Batuta lleva más de tres décadas trabajando por los niños y adolescentes que viven en condiciones de vulnerabilidad en el país. Gracias a su trabajo el arte, la música específicamente, ha dejado de ser un ‘”adorno”y se ha convertido en el eje de un programa integral, que va más allá de enseñar a cantar o tocar un instrumento.
Hoy, el futuro de Batuta está amenazado. La incertidumbre se cierne sobre la institución que atiende a unos 20.000 niños y adolescentes en todo el país y que cuenta con 260 profesionales en los territorios, distribuidos en 136 centros musicales.
“En este momento no podemos decir en qué estamos. El 75 por ciento del presupuesto de Batuta dependió este año del Ministerio de las Culturas”, cuenta Lucía González, presidenta de Batuta. “Históricamente hemos vivido de los recursos de la Nación, aunque es una entidad mixta, que también recibe ayudas de privados y de cooperación internacional”.
Fundación Batuta. Foto:Fundación Batuta
Como parte de esa sostenibilidad con fondos oficiales y luego de una reciente conversación con el ministerio, Batuta se acogería al programa presidencial Sonidos para la Construcción de Paz, que es “un proyecto importante, pero que tiene menos atención psicosocial y menos trabajo con las familias, porque la idea del Presidente es meter las clases de música en las escuelas, que es muy importante también”, cuenta González. Pero a raíz de la caída de la Ley de Financiamiento, la semana pasada, el ministerio frenó todo. “Quedamos en el aire”.
El revuelo
Este viernes 20 de diciembre, se hablaba del futuro incierto de la Fundación Batuta. El revuelo se dio porque González les envió una carta a sus profesionales en el país contándoles el panorama actual.
“Esta no es una pelea con el ministerio, creemos que el ministerio valora la labor de Batuta. Es una disputa con los recursos de la Nación, queremos defender este proyecto que importa en la vida de los niños y de las comunidades. Pero a la fecha, tenemos menos el 75 por ciento del presupuesto”.
La Fundación Batuta es un proyecto de formación integral que acompaña a los niños, niñas, adolescentes y jóvenes de Colombia, que están condiciones vulnerables y en territorios que carecen de oportunidades. “Al ser parte de Batuta, los niños y niñas de Colombia comunican por medio de la música el valor de su existencia y de sus culturas. La música les permite sentirse orgullosos de lo que son y de lo que pueden aportar al mundo”, define la misión de la institución en su página web.
Lucía González, presidenta de la Fundación Batuta. Foto:Fundación Batuta
Los recursos
El miércoles 18 de diciembre, el Gobierno del presidente Petro expidió un decreto de recorte presupuestal por 28,3 billones de pesos para todos sus ministerios. En el caso de la cartera de Cultura tendrá 124 mil millones de pesos menos.
“Es muy triste que esto suceda ahora, que ya hemos trascendido esa idea del arte como un adorno a que es sustantivo, que tiene que ver con las comunidades, con el orgullo propio, con la construcción de mejores ciudadanos”, expone Lucía González.
Y agrega: “La formación musical de estos niños les ha permitido tener más oportunidades y que emocionalmente tengan otras aspiraciones de vida. Este programa no es solamente importante porque los niños aprendan a cantar, sino que les permite crecer mucho y ser mejores ciudadanos”.
Batuta está permanentemente gestionando el 25 por ciento de los recursos restantes con entidades como Ecopetrol, cámaras de comercio y multinacionales. “Pero eso es poquito. El Ministerio de las Culturas nos da 23.000 millones de pesos. Ajustar eso con aportes de la empresa privada no es tan sencillo”.
La Fundación Batuta forma parte de las políticas de Estado y se ha mantenido por varios gobiernos. Foto:Fundación Batuta
La supervivencia de la fundación depende de los recursos que le asigne el Gobierno, luego del recorte. “Esperamos que el golpe no sea muy duro. Es que no es cerrar un almacén de telas, son los niños y las comunidades los que se van a quedar a la deriva porque están acostumbrados a tener un lugar de protección y prevención para evitar el reclutamiento y de permanencia en la escuela”, puntualiza González.
SOFÍA GÓMEZ G.
PERIODISTA CULTURA EL TIEMPO
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