Andrés Vásquez, Alejandro Ochoa y Felipe Galat se conocieron estudiando música en la Pontificia Universidad Javeriana de Bogotá cuando decidieron conformar una banda con las canciones que creaban para sus tareas de facultad. Fue así como surgió TIMØ en 2019.
‘Bebamos’ y ‘Juernes’ fueron los primeros sencillos del grupo que comenzó incurriendo en el tropipop y con el tiempo se ha alejado del género tropical para establecerse como una de las principales propuestas del pop colombiano.
Han mentido muchas veces a la hora de explicar el origen de su nombre como banda. Dijeron que era un apodo a uno de los integrantes, se inventaron una estación de Transmilenio con ese nombre y terminaron diciendo que TIMØ surgió por el juego favorito de Galat durante su infancia, que consistía en una mesa de operaciones llamado Doctor Timo.
Sobre el camino han lanzado más de 30 sencillos y un álbum de estudio llamado ‘Estemos donde estemos’ (2023) en el que colaboran con Andrés Cepeda en la canción ‘Conquistar el planeta’.
En diciembre de 2023 los músicos iniciaron su primera gira mundial, pasando por países como Argentina, Chile, España, Panamá y Paraguay, mientras promocionaban su primer álbum.
Recientemente, la banda se ha concentrado en la creación un nuevo álbum que lanzarán el próximo año y abrirán el concierto de Andrés Cepeda en el Estadio El Campín de Bogotá, el próximo 13 de diciembre.
‘Bebamos’ y ‘Juernes’ fueron los primeros sencillos del grupo fundado en una universidad de Bogotá. Foto:Cortesía.
Tras sus presentaciones por fuera del país, EL TIEMPO conversó con Andrés Vásquez, Alejandro Ochoa y Felipe Galat sobre la evolución de TIMØ en los escenarios, el encontrar una identidad musical y su último lanzamiento, ‘Aprender a vivir’, que hará parte del álbum de 2025.
Cómo los tres cantan, ¿cómo hacen para tomar la decisión de quién va a llevar la voz en cierta parte de las canciones?
Alejandro Ochoa (A. O): Tenemos tres registros muy diferentes, entonces uno canta más alto, otro medio y otro canta más bajito y eso hace que sea muy fácil elegir.
Andrés Vásquez (A. V): Actualmente componemos sabiendo cómo nos podemos distribuir la voz. Con el paso del tiempo ha sido más fácil reconocer las partes que debe cantar cada uno.
Ustedes han hecho muchos sencillos y un solo álbum, ¿cuánto tiene que ver el mercado en esa manera de dar a conocer la banda?
Felipe Galat (F. G): Hoy en día no se lanzan tantos álbumes, los sencillos son más importantes, por así decirlo, entonces siempre nos hemos concentrado en los sencillos. Pero sí es verdad que el álbum es una herramienta distinta. Siento que es la forma en la que la gente puede entender más un proyecto y enamorarse de él. Nosotros crecimos escuchando álbumes y lo hacemos como un gusto propio, porque nos encanta poder agrupar nuestra música en un disco, que es una etapa de nuestras vidas. Entonces es un balance entre los dos, no podemos dejar de sacar sencillos porque hoy en día son muy importantes para mostrar algo diferente cada mes, pero sabemos la importancia de tener un álbum para crear una comunidad y un producto más establecido.
Con respecto a ‘Aprender a vivir’, ustedes estuvieron en un campamento afuera de la ciudad cuando llegaron primeras ideas de la canción, ¿el propósito del viaje era crear un sencillo o se pensó como algo más?
A. O: Desde el principio hemos estado trabajando en el próximo álbum, por lo que ha sido una búsqueda constante sobre nuestro sonido. No queríamos que nuestra música saliera a la deriva, sino que hubiera coherencia entre las canciones y que tuviéramos un sonido marcado por primera vez.
¿Cómo ha sido la búsqueda de esa identidad musical?
A. O: Siento que desde el anterior lanzamiento, ‘El canto del olvido’, en adelante, se logró esa consistencia y encontramos el sonido que queríamos. Esta última canción hace parte de eso. La hicimos en Sopó, fue de las últimas que compusimos, nos sentamos una última vez esperando sacar algo y significa mucho para nosotros porque la letra viene algo que a todos nos ha pasado.
¿En qué se inspiraron para encontrar ese sonido particular que querían darle a la banda?
F. G: Fue un camino muy largo, empezamos el año escuchando las bandas con las que crecimos como Juanes, Carlos Vives, Maná, Alejandro Sanz, La mosca… A partir de eso tratamos de encontrar nuestro sonido. Fue un recorrido muy largo, de mucha experimentación, pero al final llegamos a este tono que se siente como si tocáramos en vivo, por así decirlo. Tratamos de hacer algo más orgánico y menos producido. Queremos que se sienta que hay un humano detrás de cada instrumento y no una máquina.
‘Bebamos’ y ‘Juernes’ fueron los primeros sencillos del grupo fundado en una universidad de Bogotá. Foto:Cortesía.
¿Cuánto va a impactar este cambio en sus presentaciones con respecto a lo que venían haciendo?
A. V: La última canción que sacamos, que se llama ‘El Canto del olvido’, tiene toda esta estética análoga que gusta mucho en vivo. Desde que uno escucha la canción en Spotify ya se imagina cantándola en las presentaciones. Tenemos el propósito de mejorar nuestros conciertos porque somos una banda y el ADN de un artista como nosotros es presentarse en los conciertos.
¿Cuánto ha cambiado el presentarse en vivo para ustedes en estos cinco años de banda?
A. O: Con la experiencia que hemos ido adquiriendo le hemos dado menos foco a lo técnico de lo musical. Al principio queríamos mostrar que somos buenos músicos y que podíamos hacer buenos ‘shows’, ahora buscamos conectar más con el público. Cuando uno se pone en los zapatos de una persona que va a un concierto entiende que la gente busca tener una experiencia de conexión con el artista y con la música. Puede que la persona vaya por una canción especial o un recuerdo que le genera esa canción. Entonces entre más uno pueda conectar y hacer que esa persona se sienta en un lugar donde puede expresar sus sentimientos, mejor es la experiencia.
Muchos de los grandes artistas que revolucionaron la música cuando emergieron dejan de sorprender una vez se han establecido en la industria, ¿por qué creen que pasa eso?
F. G: Siento que la música que más conecta con la gente es la que se hace sin pensar tanto y no tiene ningún objetivo detrás, por eso se siente más sincera. Creo que a medida que los artistas se vuelven mejores en lo que hacen, empiezan a pensar un poco más en lo que quieren mostrar al público y se vuelve algo un poco más técnico. Si un artista es considerado como ‘indie’, entonces tiene que hacer algo de esa manera y la música se empieza a hacer con prejuicios. A veces, el conocimiento en la música puede ser un arma de doble filo, porque uno puede perder esa habilidad de conectar con la gente que no sabe mucho. Siento que la gran mayoría de oyentes son personas que no conocen de música, lo que pasa es que la disfrutan.
Ahora que vienen de hacer gira mundial, ¿cómo es colaborar y hacer parte de conciertos como el de Andrés Cepeda en el Estadio El Campín?
A. V: Cepeda es uno de esos artistas a los que le conocemos toda su discografía, entonces no importa la canción que cante, uno la va a disfrutar. Compartimos escenario con él en Panamá hace más de un mes y medio, y después de cantar ‘Conquistar el planeta’ con él, nos volvimos a bajar como público porque que chimba cantar ‘Mi generación’, ‘Desesperado’, ‘El mensaje’ y todas las canciones de 2005 o ‘Día tras día’. Hace tiempo hicimos parte de El Campín de Carlos Vives y apenas terminamos de cantar bajamos a una de las locaciones del público y nos quedamos 3 horas viendo el ‘show’ de Carlos, que es un ícono.