El ruido es ensordecedor. La gente se protege del sol monegasco con gorras y del zumbido de los motores con tapones en los oídos. Así 78 vueltas, cada una de 3,337 kilómetros. El Grand Prix de Mónaco de Fórmula 1, cita clásica del campeonato, casi centenaria (redondeará el siglo en 2029), combina velocidad, lujo y rostros conocidos. Antes de la carrera, celebrada a finales de mayo, Sofia Vergara, Naomi Campbell, Patrick Dempsey, Kylian Mbappé o Jeff Bezos pasean y se dejan fotografiar por el pit lane, donde cada equipo revisa los últimos detalles. Desde el Paddock Club de Louis Vuitton, Bernard Arnault y su familia observan atentos el desarrollo de la competición, que este año es especial para el empresario, presidente del conglomerado de lujo LVMH: esta temporada, Louis Vuitton se ha convertido en partner oficial de la Fórmula 1 a través de un acuerdo que se extenderá durante 10 años y cuyos efectos ya se ven en el circuito, con el nombre de la marca en pantallas y letreros de la pista.
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