“Allí donde la ciudadanía ataque al Ejército habrá fumigación aérea”. El mensaje de Gustavo Petro esta semana, con un término que ya había entrado en desuso, no fue cualquier volantazo. En respuesta a una de las recientes asonadas que entorpecen las operaciones de la Fuerza Pública, en las que incluso se ha llegado al extremo de intentar quemar vivos a dos militares, el presidente de Colombia planteó que, ante lo que considera una “táctica mafiosa”, la Corte Constitucional “debe reconsiderar su sentencia”. Aunque no entró en detalles y es muy difícil de llevar a la práctica su propuesta, se refería al fallo que impide retomar la fumigación aérea con glifosato para erradicar cultivos ilícitos, una controversial estrategia antinarcóticos que Petro fustigó en el pasado. No es la primera idea manida a la que recurre el mandatario de izquierdas para enfrentar la compleja crisis de seguridad.
Seguir leyendo