¨A Daisy Harris le gustan los pájaros, hay uno afuera de su ventana. Su gato se llama Fluffy y le encantaría contarte sobre su pasatiempo de tejer. Le gusta el té y las galletas. Y como que simplemente no puede entender esto de Internet¨. Pero, ¿quizás podrías explicárselo una vez más?
Ésa es la vibra general de una charla con Daisy Harris, una abuelita generada por IA presentada el mes pasado por la gran compañía telefónica británica O2, como parte de sus esfuerzos por frenar a los estafadores telefónicos. Ella no tiene orden judicial ni forma alguna de detenerlos realmente. Pero cuando un desafortunado estafador marca su número, Daisy sí tiene el poder de hacerlo perder una cantidad ilimitada de tiempo.
Abundan las carnadas humanas personas que identifican a ladrones potenciales y los conducen por conversaciones sinuosas que les impiden llamar a otros. A diferencia de ellos, Daisy está libre de obstáculos como la necesidad de dormir.
“Estas personas no pueden hablar con miles de estafadores”, dijo Morten Legarth, quien ayudó a desarrollar Daisy en VCCP, una agencia de publicidad en Londres. “Pero existe la idea de que la IA sí puede”.
Las estafas telefónicas han alcanzado niveles alucinantes: decenas de millones de llamadas fraudulentas se hicieron en todo el mundo todos los días el año pasado, reporta Hiya, una empresa de seguridad telefónica. Un consorcio antiestafa afirma que se robó más de un millón de millones de dólares, a menudo cuando los blancos entregaron sin sospechar datos bancarios, contraseñas o demás información personal.
Internet sólo ha hecho que estos ardides sean más fáciles y, si bien los estafadores no discriminan, los adultos mayores son vistos como presas fáciles: en un estudio británico, el 40 por ciento de las personas mayores de 75 años informaron haber recibido llamadas fraudulentas al menos mensualmente, si no diariamente.
Daisy, con su confusión respecto a la tecnología y su afán por dar gusto, debe parecer, al menos inicialmente, como el blanco perfecto. Sus desarrolladores dijeron que se apoyaron en las expectativas y utilizaron a sus propias abuelas como inspiración.
“Tomé mucho de mi abuela”, dijo Ben Hopkins, quien también trabajó en el proyecto VCCP. “Ella siempre hablaba de los pájaros en su jardín”.
En lugar de utilizar un actor de voz para entrenar a Daisy, el equipo utilizó a la abuela de uno de sus miembros, quien grabó horas de diálogo.
Un prolífico cazaestafadores radicado en Irlanda del Norte trabajó con O2 y VCCP en el desarrollo de Daisy, llenándola de técnicas para mantener a los estafadores al teléfono. Entre ellos: irse por la tangente platicando sobre temas como pasatiempos y su familia, y fingir ineptitud tecnológica.
En un caso, tres estafadores telefónicos se unieron en una llamada que duró casi una hora, tratando de lograr que Daisy escribiera “www.” en un navegador web.
Aún así, dado el gran volumen de llamadas fraudulentas, los esfuerzos de Daisy son menos un bloqueo que un pequeño obstáculo.
Pero Elisabeth Carter, profesora asociada de criminología en la Universidad de Kingston en Londres, desaconsejó intentar seguir el ejemplo de Daisy de meterse con los estafadores. Por más satisfactorio que pueda parecer, “lo mejor que puedes hacer si recibes una llamada de un estafador es no interactuar, colgar y reportarlo”, dijo.