DHAKA, Bangladesh — Ahsan Mansur, el nuevo gobernador del banco central de Bangladesh, calcula que se desviaron alrededor de 17 mil millones de dólares del sistema financiero del País en los 15 años previos al colapso del Gobierno de Sheikh Hasina en agosto.
Otros economistas suponen que el verdadero valor saqueado durante el Gobierno de Hasina, antes de que ésta huyera del País, podría exceder los 30 mil millones de dólares. Utilizando una red de tretas financieras, dijo Mansur, los perpetradores en el Gobierno y en algunas de las empresas más grandes del País lograron lo que efectivamente fue el mayor atraco a un banco en la historia del dinero. Y le hicieron un daño incalculable a la economía de Bangladesh.
“El máximo nivel de autoridad política se dio cuenta de que los bancos son el mejor lugar para robar”, dijo Mansur, designado por un Gobierno interino en Bangladesh. Eso significó tomar el control del banco central y la propiedad de una serie de bancos privados y sus consejos directivos. Luego, los bancos otorgaron miles de millones de dólares en préstamos a empresas, que nunca serían liquidados. Gran parte de ese dinero fue luego transferido ilegalmente fuera del País.
“Consejos directivos enteros fueron secuestrados”, dijo Mansur, un economista que trabajó 27 años en el Fondo Monetario Internacional. En ese tiempo, nunca fue testigo de “ningún país donde el máximo nivel del Gobierno, con la ayuda de algunos malhechores”, lograra “el robo sistemático de los bancos”.
En octubre, Mansur estuvo en Washington para cabildear al FMI y otros prestamistas internacionales para obtener ayuda financiera.
Bangladesh, hogar de 170 millones de personas, se está recuperando del ciclo de venganza que se produjo después de que un movimiento de protesta depuso a Hasina. Es probable que la tormenta económica empeore el próximo año, considera Mansur, antes de que pase.
Hasina escapó a India. El Gobierno interino de Bangladesh dijo que buscaría su extradición. Uno de sus aliados que huyó del País, Saifuzzaman Chowdhury, ex legislador de su partido, está siendo investigado por el Gobierno por lavado de dinero, de acuerdo con A.K.M. Ehsan, director ejecutivo del brazo de investigación del banco central. Chowdhury dijo a Al Jazeera que era objeto de una “cacería de brujas” contra miembros del Gobierno de Hasina.
Intentos por contactar a Chowdhury y Hasina fueron infructuosos.
El movimiento estudiantil que depuso a Hasina comenzó como una queja por la falta de empleos y de justicia económica. Pero el país tenía dos años de estar cayendo en una crisis financiera.
Era un día normal cuando Mohammad Abdul Mannan, director administrativo del Banco Islami de Bangladesh, entonces la firma financiera más grande del País, se dirigió a su trabajo el 5 de enero del 2017. Iba camino a una junta en Dhaka cuando recibió una llamada. Era el jefe del servicio de inteligencia militar de Bangladesh, diciéndole que fuera a su cuartel general.
En una entrevista en octubre, Mannan, en Dhaka después de ocho años viviendo en el extranjero, dijo que lo obligaron a firmar una carta de renuncia del Banco Islami. La orden, le dijo el jefe de seguridad, procedía de “la máxima autoridad del País”, es decir, Hasina.
De acuerdo con Mannan y Mansur, un conglomerado llamado Grupo S. Alam tomó el control del Banco Islami, así como de otros bancos. La afirmación del banco central es que la empresa, entre otras, conspiró con el Gobierno de Hasina para vaciar el sector bancario.
Desde entonces, las cuentas bancarias del fundador del Grupo S. Alam, Saiful Alam, y sus asociados más cercanos han sido congeladas bajo una ley de prevención del lavado de dinero, dijo Ehsan.
Otras empresas pudieron adquirir participaciones mayoritarias en otros bancos. Otorgaron préstamos a empresas favorecidas que probablemente nunca serían reembolsados.
A través de abogados en Londres, el Grupo S. Alam dijo en un comunicado que no tenía una participación mayoritaria en el Banco Islami.
Los bancos de Bangladesh ahora no pueden proporcionar mucho crédito y esporádicamente brindan retiros a los depositantes.
Las autoridades han entablado casos de lavado de dinero contra ex miembros del partido de Hasina y las empresas que trabajaron con ellos.
Mansur relató lo que había visto cuando examinó por primera vez la economía. “Todo era un desastre”, dijo. Ahora se muestra “cautelosamente optimista” de que las cosas se están estabilizando.
Este “no es el año para crecimiento económico”, añadió Mansur. Pero la inflación está bajando y las remesas están aumentando. “Tenemos que estar satisfechos con eso”, dijo.