MEDAN, Indonesia — Sus canciones han sido descargadas más de mil millones de veces, han vendido 11 millones de discos y tienen miles de fans en docenas de ciudades.
Pero si nunca has vivido en Dinamarca o en Asia, es posible que nunca hayas oído hablar de Michael Learns to Rock.
La banda danesa de soft rock vio la fama en Indonesia, Malasia, Filipinas y otras partes de Asia en los años 90. Cantaron en inglés sobre el amor, el anhelo y la pérdida, creando una banda sonora para una generación de jóvenes asiáticos.
Treinta años después, sus canciones siguen siendo elemento infaltable del karaoke en esta parte del mundo. Han realizado giras habituales por Asia, incluyendo una reciente en ocho ciudades.
En un concierto el mes pasado en Manila, Jascha Richter, el cantante principal de 61 años, habló ante una multitud de 7 mil 500 fans.
“Desde que vinimos a Asia por primera vez en 1994, realmente sentimos una conexión especial con ustedes pese a la distancia a Escandinavia y de las muchas culturas diferentes en Asia”, dijo. “Realmente nos acogieron en sus corazones”.
El público rugió.
“Su música me ha inspirado desde la infancia hasta ahora”, dijo Richel Rose Dupit, de 39 años, administradora de una página en Facebook oficialmente reconocida de fans de la banda en Filipinas.
¿Por qué a tanta gente en el sudeste asiático le encanta Michael Learns to Rock? Algunos dicen que por el karaoke. Otros dicen que les gustan sus letras sencillas y melodías fáciles. Muchos dicen que la banda ha significado algo para ellos.
La banda comenzó en 1988 como un grupo de compañeros de preparatoria en Aarhus, Dinamarca. Más tarde consiguieron un contrato discográfico en Los Ángeles, pero la disquera quebró. Su segundo álbum fracasó en Dinamarca porque el grunge estaba de moda y el pop y el soft rock estaban fuera.
Entonces recibieron un fax que decía que “The Actor”, una canción de su álbum debut, era un éxito número uno en Indonesia.
“Tuvimos que buscar un mapa y ver: ‘¿Dónde está Indonesia?”, recordó Kare Wanscher, el baterista de 55 años. “Éramos chavos y fue una gran sorpresa”.
Pronto, se corrió la voz a Singapur y Malasia. Para cuando la banda comenzó su primera gira asiática en 1994, ya eran estrellas. En Bangkok, su concierto fue suspendió a la mitad porque habían acudido tantos fans, unos 12 mil, que las autoridades temían que el piso del recinto cediera.
En una época en la que pocos artistas occidentales viajaban a Asia para presentarse, la banda fue una revelación —y regresaron año tras año. Fueron el primer acto internacional en presentarse en Camboya tras la caída del Jemer Rojo, y han tocado en lugares tan remotos como Papúa Nueva Guinea.
Muchos fans dicen que sienten una conexión a la banda compartida con sus padres. En un concierto en Medan, Indonesia, el mes pasado, María Juli lloró mientras cantaba con la banda y pensaba en su madre fallecida.
“Esta noche realmente me trajo viejos recuerdos”, dijo María, de 32 años, que asistió al concierto con sus dos tías. “Estamos roncas”.