“Cuando me vine a Estados Unidos dije ‘hago US$100.000 y en un año me regreso’. Pero, vaya golpe de realidad. Uno piensa que llegar aquí es llegar a contar el dinero y vuelta para atrás, ojalá fuera así”, comenzó relatando el joven.
Sus expectativas acabaron después de recibir el sueldo por su primer trabajo. “Trabajé en una construcción y gane US$490 a la semana. Pensé que era un dineral, el dólar en mi país valía 24 en ese momento, me imaginaba siendo rico. Lo que no sabía era que tenía que pagar renta, luz, agua, teléfono, seguro, vehículo y una infinidad de pagos más“, explicó.
Una vez que realizó todos los pagos correspondientes, su salario desapareció y quedó “en cero”. “Llegó mi golpe de realidad, me dije a mí mismo ‘¿cuándo voy a hacer los US$100.000 trabajando de esta manera y gastando así?'”, recordó sobre ese momento.
Y concluyó: “Sabía que si seguía trabajando de esa manera nunca iba a hacer ese dinero. Es una realidad, todo lo que ganas te lo gastas en pagos y es poco lo que ahorras. También a uno como inmigrante solo nos venden dos cosas: la construcción y los restaurantes. Uno piensa que no hay nada más que eso, pero sí lo hay”.
El latino en Estados Unidos desmiente el sueño americano en varios de sus videos
Esta no es la primera vez que el latino se refiere a la cruda realidad que viven los inmigrantes en el suelo norteamericano. En un video anterior de su cuenta de TikTok, Miguel Mendoza también desmintió el tan aclamado “sueño americano”.
“Te voy a contar cómo funciona el sueño americano. Muchos vienen en busca del préstamo del dios crédito, pero al principio no tienen historial, no hay récord, no existe aunque hayan tenido cuentas bancarias en sus países. Entonces no le dan el préstamo en la Unión Americana”, manifestó en su publicación.
Según su perspectiva, las personas que no contaban con un historial de crédito “no eran nadie”. “Les dicen que necesitan hacer un crédito, aunque sea en Ross. Les dicen que los martes vayan a comprar un descuento para jubilados”, agregó humorístico en su reflexión.
Una vez que consiguen ese primer crédito, después de un gran esfuerzo y muchos intentos previos, comienza la travesía de los descuentos y las compras en cuotas. “Con las tarjetas entramos a un nuevo mundo y empezamos a comprar cosas que no necesitamos con plata que no tenemos. Un día advertimos que ya no trabajamos para ganar sino que trabajamos para pagar“, indicó.