En distintos estados, los legisladores avanzan con medidas que incluyen la utilización de las fuerzas locales para arrestar a personas que ingresaron ilegalmente al país, como sucede en Texas. En Misuri, el senador estatal Curtis Trent anunció un proyecto de ley que permitiría a los policías locales arrestar a personas bajo un nuevo delito estatal de “entrada indebida por un extranjero“.
Con el ejemplo de las duras políticas aplicadas por Texas durante el último año, legisladores en Iowa, Louisiana y Oklahoma aprobaron medidas que otorgan a los agentes de policía locales la facultad para arrestar a inmigrantes que permanecen en Estados Unidos de manera ilegal.
En esa línea, en Arizona los votantes aprobaron recientemente una medida que permite a los policías locales arrestar a inmigrantes sospechosos de ingresar ilegalmente desde México. En Utah, el gobernador Spencer Cox anunció la mejora de la coordinación de las fuerzas de seguridad para identificar a inmigrantes ilegales en el estado y entregarlos para su deportación.
De un modo similar, en el estado de Georgia, una ley aprobada a principios de año insta a los carceleros a verificar el estatus migratorio de los detenidos para hacer cumplir las leyes de inmigración federales.
La resistencia demócrata a las deportaciones de Trump
En el otro extremo ideológico, estados como California avanzaron con leyes que buscan proteger los derechos de los inmigrantes tras el contundente triunfo de Trump sobre Kamala Harris. En la ciudad de Los Ángeles, los legisladores aprobaron una medida a principios de noviembre que declaraba a la región como “santuario” para migrantes.
Siguiendo la línea de California, la gobernadora demócrata de Kansas, Laura Kelly, aseguró que no enviará a la Guardia Nacional para ayudar a hacer cumplir las leyes federales de inmigración. Por su parte, el gobernador de Wisconsin, Tony Evers, sostuvo que los inmigrantes indocumentados “son una parte realmente importante de nuestra economía”, y prometió hacer todo lo posible para evitar la deportación.