PIPMUACAN, Quebec — El caribú emergió de los abetos, con su cuello blanco y sus enormes astas. El animal lucía tan majestuoso como lo hace en la moneda canadiense de 25 centavos, e igual de inmóvil.
De hecho, no se trataba de una criatura viva, sino una réplica en fibra de vidrio de tamaño natural de una tienda por una carretera en Quebec.
“Fue amor a primera vista”, dijo Jean-Luc Kanapé, explicando que lo había comprado porque el caribú casi había desaparecido de las tierras ancestrales del grupo indígena de Kanapé, los innu. “Quería que la gente pudiera ver cómo luce, porque cuando hablo del caribú, a veces es como si estuviera hablando de un fantasma”.
Hasta hace un par de generaciones, miles de caribúes deambulaban por el bosque donde ahora se encuentra la estatua. Hoy quizás queden 200.
Esta manada y dos más pequeñas son ahora objeto de una disputa entre los gobiernos de Canadá y Quebec. El caribú de bosque corre el riesgo de extinguirse o de estar en peligro al tiempo que la tala, la minería y las actividades humanas han reducido sus hábitats.
De acuerdo con el Gobierno canadiense, quedan 34 mil en todo el País. De ellos, entre 6 mil 100 y 7 mil 400 se encuentran en Quebec, reporta el Gobierno de allí. El Gobierno canadiense amenazó este verano con utilizar medidas de emergencia para proteger a los tres pequeños rebaños en Quebec.
Quebec dijo que los planes federales devastarían los poblados madereros y dejarían a miles de personas sin trabajo al limitar la tala.
El caribú ocupa un papel central en la historia y la cultura de las Primeras Naciones y los inuit del País. “El caribú nos dio todo”, dijo Raphaël Picard, de 75 años, ex jefe de los innu de Pessamit, una reserva en la costa norte del Río San Lorenzo. “Usamos todo del caribú —para vestirnos, para fabricar herramientas y tambores, su carne, su grasa, todo”.
Los innu de Pessamit buscan crear un área protegida donde los 200 caribúes puedan vivir libremente —y recuperarse con el tiempo. Dicen que es fundamental avanzar rápidamente con el plan, del que el Gobierno canadiense ha hablado con aprobación, pero la provincia ha respondido con silencio.
A principios de este año, Quebec anunció 60 millones de dólares canadienses (unos 43 millones de dólares) para proteger dos rebaños locales. Pero aún tiene que elaborar un plan integral —incitando la amenaza del Gobierno canadiense de un decreto de emergencia que reservaría tierras protegidas.
El Ministro de Medio Ambiente de Quebec dijo que era “irresponsable” que el Gobierno federal hiciera eso sin considerar el impacto social y económico en las comunidades que dependen de la tala.
Los innu, así como el Gobierno canadiense y los ambientalistas, dicen que la razón principal detrás de la desaparición del caribú es el aumento de la tala en la región.
Los incendios forestales son raros en la región, que tiene un clima comparativamente lluvioso, dijo Louis De Grandpré, un experto forestal del Gobierno canadiense que trabaja con los innu de Pessamit para proteger al caribú.
Estos bosques antiguos son codiciados por la industria maderera, afirmó De Grandpré. Una vez talados, son reemplazados por bosque nuevo, que carece de líquenes y plantas que permiten al caribú prosperar.
“El paisaje ha cambiado de una manera que las perturbaciones naturales no lo habrían hecho”, dijo.