A finales de noviembre, la Policía Federal de Brasil publicó detalles de una investigación que muestra cómo algunos militares de alto rango habrían planeado un golpe de Estado para mantener a Jair Bolsonaro en el poder después de las elecciones de 2022. El complot implicaba asesinar al entonces presidente electo Luiz Inácio Lula da Silva y a su vicepresidente, Geraldo Alckmin, antes de que asumieran el cargo, dijo la policía.
Los autores también querían presuntamente matar a Alexandre de Moraes, el juez del Tribunal Supremo y pararrayos de la derecha brasileña que presidía el Tribunal Electoral en ese momento. Esta investigación ha puesto patas arriba a la política brasileña.
El 21 de noviembre, Bolsonaro y otras 36 personas fueron acusadas formalmente de cargos relacionados con dicho plan de intento de golpe de Estado, abolición violenta de la democracia y participación en una organización criminal. Las acusaciones ponen de presente una de las cuestiones claves de la política brasileña: ¿irá Bolsonaro a la cárcel, ungirá a un sucesor de su movimiento conservador o se presentará él mismo a las elecciones presidenciales de 2026?
La posibilidad de Bolsonaro de ser candidato y elegido ya estaba en duda luego de que, el año pasado, el tribunal electoral lo inhabilitó hasta 2030. En ese caso, los jueces concluyeron que el expresidente arrojó dudas infundadas sobre el sistema de votación de Brasil. Pero lo que está en juego esta vez es aún mayor, ya que los nuevos cargos podrían ampliar por más tiempo la restricción de elegibilidad de Bolsonaro o enviarlo a la cárcel.
Por ahora, el tiempo parece estar del lado de Bolsonaro. El fiscal general de la nación, Paulo Gonet, seguramente se tomará su tiempo para analizar las investigaciones antes de emitir una nueva acusación formal contra él.
También a principios de este año, el expresidente fue imputado de manipular las tarjetas de vacunación del covid-19 y de malversar joyas regaladas por el régimen saudí. Ante este panorama, el fiscal ha afirmado que las tres investigaciones están conectadas y ha sugerido que su entidad no tomará ninguna decisión antes de 2025.
Este compás de espera le permitiría a Bolsonaro jugar su carta Trump, por así decirlo. El viejo amigo y aliado ideológico de Bolsonaro volverá a la Casa Blanca en enero, y, una vez en el poder, podría usar la amenaza de sanciones y otras medidas punitivas para presionar a las autoridades brasileñas para que permitan su candidatura. Muchos en los círculos bolsonaristas creen que la alianza del expresidente con Estados Unidos, más los movimientos en el Congreso brasileño que ya estaban en marcha, son movidas de un plan maestro que le posibilitaría a Bolsonaro volver a presentarse en las elecciones de 2026.
La ficha clave
El vínculo entre los Trump y los Bolsonaro es real. Brasil es parte de las estrechas alianzas regionales y globales que ha tejido la derecha radical actual, gracias, en gran parte, a la labor de Eduardo Bolsonaro, el hijo del expresidente.
Cuando Donald Trump fue proclamado presidente en la madrugada del 6 de noviembre, Eduardo Bolsonaro no pudo contener su entusiasmo. Junto con el presidente argentino, Javier Milei, fue uno de los invitados especiales al recuento de votos en la residencia de Trump en Mar-a-Lago, Florida.
Luciendo una gorra con la consigna Maga (eslogan de la campaña de Trump), el tercer hijo de Bolsonaro publicó en sus redes sociales un video en el que asegura que “a Brasil le pasarán muchas cosas buenas” (a la par que celebra la victoria del republicano).
En Brasil, muchos se burlan con arrogancia del inglés chapoteado de Eduardo Bolsonaro. Pero las barreras lingüísticas no le han impedido convertirse en la voz del movimiento bolsonarista en el extranjero. Poco después de que su padre asumiera el cargo en enero de 2019, Eduardo fue elegido portavoz para América Latina de la organización The Movement de Steve Bannon (quien fue consejero de Trump). Ese mismo año, consiguió llevar a Brasil la Conferencia de Acción Política Conservadora (CPAC), que ahora celebra cumbres anuales con los aliados nacionales e internacionales de Bolsonaro.
Desde octubre de 2023, cuando el Tribunal Electoral de Brasil prohibió a Jair Bolsonaro presentarse a las elecciones, Eduardo ha liderado grupos de congresistas pro-Bolsonaro en cuatro viajes oficiales a Estados Unidos.
Legisladores de derecha radical de ambos países han intentado presentar a Brasil como un régimen totalitario dirigido por Lula y por Moraes, “igual que Venezuela”, dicen. Esta comparación errónea se centra en la afirmación de que las autoridades brasileñas han perseguido minuciosamente a la oposición, quitándoles la libertad de expresión y encarcelando a las figuras pro-Bolsonaro que participaron en el asalto al Congreso, el Tribunal Supremo y el palacio presidencial de Brasil, en enero de 2023.
La urgencia por sancionar al Estado por presuntamente violar la libertad de expresión aumentó luego de que el juez Moraes ordenara retirar las cuentas pro-Bolsonaro de X. Elon Musk se tomó el asunto como algo personal y comenzó a atacar a Moraes en una disputa que llevó a la suspensión temporal de la plataforma en Brasil.
Varios congresistas estadounidenses reaccionaron airadamente a la decisión del juez del Tribunal Supremo. En septiembre, la representante republicana de Florida María Elvira Salazar llegó a presentar un proyecto de ley que proponía cancelar los visados de las autoridades extranjeras que hubieran amenazado la libertad de expresión de ciudadanos estadounidenses.
Otras acciones
No está claro si la presión de Estados Unidos tendría algún efecto sobre el Congreso o el sistema judicial de Brasil; por el contrario, podría ser contraproducente, haciendo que se atrincheren contra la imposición extranjera. No obstante, el presidente Lula ha dado pasos claros para desescalar la confrontación, felicitando rápidamente a Trump en las redes sociales, donde manifestó que espera una buena relación de trabajo con la administración republicana.
Sin embargo, Trump no es tan pragmático como George W. Bush, con quien Lula llegó a entablar amistad hace 20 años. Trump llamó a Lula “lunático de extrema izquierda” en una publicación de 2022 en la que respaldaba la candidatura de Bolsonaro a la reelección. Marco Rubio, el próximo secretario de Estado de EE. UU., tampoco simpatiza con Lula y lo ve como un amigo del régimen venezolano y un facilitador del dominio de China en América Latina.
Elon Musk, que formará parte de la administración Trump, también considera a Brasil un objetivo. A finales de noviembre, la primera dama de Brasil, Janja Lula da Silva, increpó públicamente a Musk, y este respondió burlón: “Perderán las próximas elecciones”.
El capítulo más reciente de la movilización hemisférica contra el actual gobierno de Brasil llegó de la mano de un grupo de defensa cristiano pro-Trump, Alliance Defending Freedom (ADF), que está ayudando a los bolsonaristas a llevar sus reclamos sobre libertad de expresión a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos.
Incluso si la amenaza de sanciones estadounidenses no cambia por sí misma los resultados judiciales en Brasil, un coro mundial de simpatía por Bolsonaro puede, de hecho, ayudarle políticamente en su país, alimentando un sentimiento de agravio y el deseo popular de su regreso.
Un ataque perpetrado en el edificio del Tribunal Supremo a principios de noviembre, en el que murió el autor, demuestra que la violencia política nunca está lejos de la superficie en Brasil, con consecuencias impredecibles si Bolsonaro es puesto entre rejas.
En los últimos años, los grupos progresistas han unido sus fuerzas para defender sus causas más allá de las fronteras. La derecha radical ha aprendido esta lección y ahora está movilizando la misma red.
Las instituciones democráticas de Brasil se enfrentarán a grandes desafíos en los próximos años. Los votantes estadounidenses ya han demostrado que no les importa si un candidato presidencial comete delitos o intenta derrocar la democracia. Días después de la victoria de Trump, pero antes de los últimos acontecimientos en la investigación, Bolsonaro escribió un polémico artículo de opinión en Folha de S. Paulo: “Nada puede detener la ola conservadora”.
De hecho, la justicia brasileña sí puede, pero su capacidad para disuadir a Bolsonaro puede verse muy reducida si Eduardo y sus aliados juegan las cartas adecuadas. El movimiento internacional de la derecha radical puede ser el último recurso de Bolsonaro para volver al poder.
GUILHERME CASARÕES (*)
AMERICAS QUARTERLY – SÃO PAULO
(*) Profesor de la Escuela de Administración de Empresas de São Paulo de la Fundación Getúlio Vargas.
Cronología de los hechos por los que investigan a Bolsonaro
› 30 de octubre de 2022
Segunda vuelta presidencial, en la que Lula le gana a Bolsonaro, quien no reconoce su derrota. Tras la derrota, seguidores de Bolsonaro bloquearon las vías del país durante dos semanas.
› 2 de noviembre
Seguidores de Bolsaron le pidieron una intervención militar de los cuarteles.
› 12 de noviembre
Según las investigaciones, el exministro de Defensa de Bolsonaro tuvo una reunión para supuestamente hablar de un plan de golpe de estado y de asesinato contra Lula y su fórmula.
› 7 de diciembre
Este día habría ocurrido una reunión entre Bolsonaro y los comandantes de las Fuerzas Armadas en la que presuntamente se habló de anular el resultado de las elecciones.
› 30 de diciembre
Bolsonaro abandonó Brasil dos días antes del fin de su mandato y llegó a Florida.
› 1.° de enero de 2023
Lula se posesionó por tercera vez con la banda presidencial en una ceremonia sin la presencia de su antecesor.
› 8 de enero
Miles de bolsonaristas asaltaron las sedes de los poderes Judicial, Legislativo y Ejecutivo, causando daños en los edificios y agrediendo a periodistas y policías.
› 9 de enero
Más de mil personas fueron detenidas por su participación en el asalto.
› 30 de marzo
Bolsonaro regresó a Brasil.
› 30 de junio
El Tribunal Electoral lo inhabilitó para ejercer cargos de elección por 8 años por “abuso de poder”.
› 13 de septiembre
El Tribunal Supremo comenzó el juicio por los ataques del 8 de enero. Hasta la fecha hay 284 condenados.
› 18 de octubre
La comisión del Congreso brasileño que investigó el asalto aprobó por mayoría el informe final en el cual se acusa al exmandatario de ser el “mentor intelectual” de la trama golpista.
› 8 de febrero de 2024
La justicia le ordenó a Bolsonaro entregar su pasaporte, como parte de la investigación por el golpe de Estado. La policía encontró el borrador de un decreto golpista en el domicilio del exministro de Justicia.
› 12 a 14 de febrero
Bolsonaro se alojó en la embajada de Hungría en Brasilia, hecho conocido un mes después por una investigación de The New York Times. Bolsonaro negó que pretendiera huir de la Justicia.
› 13 de noviembre
Un excandidato a concejal del Partido Liberal lanzó artefactos explosivos frente al edificio de la Corte Suprema y murió por la explosión. Según la expareja del agresor, la finalidad del atentado era asesinar al juez Alexandre de Moraes. Bolsonaro repudió el episodio y llamó a la pacificación.
› 19 de noviembre
La policía desmanteló un grupo, mayoritariamente compuesto por militares, acusado de haber planeado el asesinato de Lula y De Moraes en 2022.
EFE