Que la inflación está controlada pero mantiene riesgos en el corto y mediano plazo, es una tesis que cobra cada vez más fuerza entre los analistas, quienes no dudan de que este indicador seguirá bajando, pero dejan claro que será a un ritmo mucho menor del que se había esperado en su momento, lo cual podría afectar otras dinámicas, especialmente en la reducción de las tasas de interés.
Una de las recientes observaciones del mercado estuvo a cargo del banco estadounidense JP Morgan, que emitió esta semana un concepto sobre el estado del costo de vida en el país y si bien reconoce que las cosas están mejorando, pero pide prestar atención a dos divisiones de gasto en particular: los alimentos y el gas.
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En primer lugar, reseñaron que en enero la inflación sorprendió al alza con un Índice de Precios al Consumidor (IPC) de 0,94% mensual, superando las expectativas del mercado, que proyectaban entre 0,80% y 0,81%.
No obstante, destaca que a pesar de este incremento, la variación anual se mantuvo estable en 5,2%. Según JP Morgan, este aumento inesperado se debió principalmente al encarecimiento de los alimentos, que registraron un alza del 1,6% y aportaron 30 puntos básicos a la inflación general.
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“Al igual que en diciembre, el error de pronóstico se debió a los precios de los alimentos, que aumentaron un 1,6% mes a mes, contribuyendo con 30 puntos básicos a la inflación general. Mientras tanto, la inflación en servicios y el IPC subyacente sin alimentos estuvieron en línea con nuestras estimaciones”, manifestaron.
Los investigadores de esta entidad financiera acotaron que la inflación subyacente, que excluye alimentos y regulados, mostró una tendencia a la baja, dado que para el período de referencia se ubicó en 0,63% mensual, lo que redujo la variación anual a 5,0%, el nivel más bajo desde el primer trimestre de 2022. Además, contaron que, ajustado por estacionalidad, la inflación subyacente mensual se moderó a 0,3%, en comparación con el promedio de 0,4% de los tres meses anteriores.
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“Como es habitual, analizamos la dinámica del IPC subyacente para obtener más información sobre la evolución de su componente más persistente: los servicios básicos. La tendencia secuencial de los servicios básicos se desaceleró a 6,0%; aunque sigue estando 196 puntos básicos por encima del promedio de 2015-2019. Por otro lado, los bienes básicos registraron un 1,3% por debajo de su promedio prepandemia”, indicaron.
Dicho de una forma simple, JP Morgan sostiene que si bien las divisiones de gasto relacionadas con servicios esenciales, como vivienda y transporte han bajado, siguen altas en comparación con los niveles previos a 2020; mientras que los bienes básicos, como productos de primera necesidad, tienen una inflación más baja que antes de la pandemia. Esto muestra que la inflación está reduciéndose, aunque de forma desigual.

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A pesar de la sorpresa en enero, JP Morgan mantiene su proyección de inflación para diciembre de 2025 en 4,2%. Sin embargo, advierte que los precios del gas y los alimentos podrían generar presiones inflacionarias en el corto plazo. La entidad estima que el IPC en marzo podría ubicarse en 4,84% anual, un nivel cercano al 4,88% proyectado por el Banco de la República, lo que marcará el ritmo de la política monetaria en los próximos meses.
De esta forma, los analistas de este banco pidieron no bajar la guardia y anunciaron que mantendrán una vigilancia detenida al comportamiento de la inflación, dado que una reducción lenta podría terminar golpeando la confianza de los inversionistas y aumente la cautela entre los codirectores del Banco de la República.