El sector de la molinería de trigo en Colombia enfrenta desafíos clave en un contexto marcado por la inflación de los alimentos. A pesar de esto, la industria ha logrado mantener su producción en niveles estables, con una importación anual de aproximadamente 1,2 millones de toneladas de trigo.
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En esta entrevista, Pilar Ortiz, directora ejecutiva de la Cámara de Molineros de Trigo (Fedemol) de la Andi, analizó la evolución del sector en 2024, los retos que enfrenta la industria y las estrategias para fomentar el consumo de alimentos fortificados en el país.
¿Durante el 2024 qué dinámicas identificaron?
Fue un año retador para el sector de molinería de trigo, como para todo el de alimentos, porque también sufrimos el tema de la inflación de alimentos, que el año pasado fue muy alta. Los consumidores tuvieron que tomar decisiones de compra y entramos dentro de la categoría que se vio con algunas dificultades.
A pesar de todo, nos mantuvimos. Colombia normalmente durante los últimos cinco años ha venido importando 1,2 millones de toneladas de harina de trigo y tuvimos esa producción aproximada durante el 2024.
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¿Qué retos están identificando?
La harina de trigo es muy difícil de transar en el comercio internacional y por eso se importa agrícola, para convertirla acá en harina de trigo fortificada. Eso es lo que hacemos en las 40 plantas de producción que hay actualmente en Colombia.
Uno de los retos es poder mantener ese consumo de alimentos derivados del trigo por la importancia que tiene en la nutrición de los colombianos. Cuando lo convertimos en harina, le damos ese valor agregado y termina siendo una harina de trigo fortificada. Desde 1996 en Colombia la fortificación por orden del Gobierno, es obligatoria.
Por ejemplo el pan es el sexto producto más importante en el gasto de alimentos de los hogares colombianos, según la estadística del Dane y representa el 5,5% del gasto de los colombianos en su canasta básica. Y la pasta también está dentro de la canasta familiar de los colombianos.
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¿Cuáles son los principales orígenes?
En Colombia el clima y las condiciones geográficas tropicales no nos permiten cultivar trigo. Podemos cultivar otro tipo de cereales, pero no trigo. Casi un 99% se importa de otros países.
Nuestras principales importaciones el año pasado provinieron de Canadá en un 60%, siendo el mayor proveedor de este commodity agrícola. Desde que entró en vigencia el TLC con Canadá tenemos 0% de arancel. Ese otro 40% viene de otros destinos como Estados Unidos, Argentina, Francia y algunas veces traemos de Ucrania.
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¿Han visto variaciones con Ucrania?
Ucrania es un gran exportador de trigo. De hecho algunos señalan en la historia que la primera semilla para consumo humano proviene de ese país. En 2021 cuando inició la guerra eso afectó a nivel mundial los precios, se dispararon. La situación ya se ha venido estabilizando, pero nosotros el año pasado no importamos trigo de Ucrania. Sin embargo, hay un decreto que expidió el gobierno nacional, el 1092 del 2024 donde podemos traer trigo de ese país con 0% de arancel.
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¿Cómo ven el comportamiento de la producción a nivel mundial?
A nivel mundial, gracias al buen nivel de investigación, se han logrado muy buenas producciones por hectárea, porque es un sector muy tecnificado. El año pasado tuvimos un comportamiento de los cultivos de trigo muy bueno en comparación con el 2023 porque le gusta el frío y en Canadá hubo una reducción del 30% de la cosecha. Pero para el 2024 tuvimos un mejor desempeño desde el punto de vista de producción internacional.
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¿Qué estrategias de consumo están llevando a cabo?
Trabajamos mucho en campañas de promoción de consumo de pan. Este año tenemos una que lanzamos el año pasado para promover y ayudar a los panaderos a mejorar sus ventas y se llama ‘Pan con fe’.
Colombia no tiene ningún pan de temporada y lo que hicimos fue crear uno para la semana santa. El año pasado la sacamos, nos fue muy bien y hace parte de una alianza que tiene la Cámara de Molineros de Trigo con Levapan y con otros gremios.
Vamos a hacer un congreso en Cartagena en noviembre, para continuar promoviendo todo lo que hay en torno al trigo. De hecho, tenemos una de las empresas más antiguas de Colombia, Tres Castillos, que tiene 163 años. Este es un sector que se mantiene mucho y siempre está presente trabajando, está moliendo por la nutrición de los colombianos.
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¿Qué perspectivas tienen para este año?
Esperamos que los colombianos sigan comiendo pan, pastas y galletas. En el país, según las estadísticas, el 98% de ciudadanos comen pan y el 70% lo hace diariamente. El consumo per cápita de Colombia no es tan alto, como otros países, pero mantenemos un promedio que es interesante.
Un gran reto este año es que hemos visto unas importaciones de pastas alimenticias significativas, en 2024 aumentaron aproximadamente el 31% y algunas de estas marcas, no todas, no entran con la fortificación.
Además, el sector de la galletería ha estado asumiendo el impuesto a los productos comestibles ultraprocesados, que este año empezó a ser del 20%. Pero, como siempre desde el sector empresarial pretendemos seguir trabajando por Colombia y por la nutrición de los colombianos.
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¿Los productos exportados, también están fortificados?
Nosotros también llevamos nutrición a otros países, porque todas las galletas que se exportan de Colombia hacia el destino internacional, están hechas con harina de trigo fortificada. Tenemos nuestro aporte desde la molinería de trigo colombiano en la nutrición a otros países también.