Para el presidente de Chile, Gabriel Boric, hay una máxima que rige sus relaciones con sus pares, no solo en la región, sino a nivel global: el respeto a los derechos humanos y a la democracia.
Es por eso que, durante su mandato, ha marcado una enorme distancia con regímenes autoritarios como Venezuela y Nicaragua, pero también con líderes de derecha como el salvadoreño Nayib Bukele y el argentino Javier Milei.
Muestra de esto fue la reciente publicación que hizo en la red social X, en la llamó a no olvidar la tragedia por la que atraviesa el país gobernado por Daniel Ortega.
“El régimen de Ortega y Murillo se consolida “legalmente” como una dictadura: silenciando, expatriando y reprimiendo cualquier oposición. Todo tan lejos de la promesa y esperanza sandinista. Hoy son más Somoza que otra cosa”, señaló el mandatario, quien compartió el link a un editorial del diario español El País, en el que se califica a Nicaragua como una “dictadura por ley”, y se critica la reforma constitucional de Ortega para eliminar la separación de poderes.
Un episodio que se suma a larga lista de desencuentros entre Ortega y Boric que, en 2023, protagonizaron un duro intercambio de declaraciones en las que el presidente chileno no dudó en acusar a Ortega de dictador, quien a su vez calificó a Boric como un “Pinochetito”.
Un año atrás el presidente nicaragüense había tildado a su homólogo chileno de “perrito faldero de Estados Unidos”, tras exigir la liberación de los presos políticos que hay en el país centroamericano y, posteriormente, ofrecer la residencia y la nacionalidad chilena a los 317 opositores desnacionalizados.
“Es importante señalar que Boric hace una clara distinción entre lo que es ser un gobierno democrático de izquierda, como es el caso de Chile, a ser una dictadura de extrema izquierda, como es el caso de estos tres países: Cuba, Nicaragua y Venezuela. Esto evidentemente ha generado intercambio de declaraciones muy ásperas muchas veces pero, frente a ellas, lo que hemos visto es un Boric quien no retrocede y que demuestra su compromiso con estas convicciones”, señala a EL TIEMPO el director del Observatorio de Asuntos Internacionales de la Universidad Finis Terrae, Alberto Rojas.
Lo que hemos visto es un Boric quien no retrocede y que demuestra su compromiso con estas convicciones
Alberto RojasDirector del Observatorio de Asuntos Internacionales de la Universidad Finis Terrae.
Y es que las convicciones de Boric, en su defensa de la democracia, lo han llevado a mantener una álgida relación diplomática con otros gobiernos de izquierda como Venezuela, con el que ha tenido incontables roces diplomáticos, durante su mandato, en temas que van desde migración, hasta presencia de bandas criminales como el Tren de Aragua y la ruptura constitucional, tras las cuestionadas elecciones que, sin pruebas, dieron como ganador a Nicolás Maduro. Un escenario que el mandatario chileno fue el primer líder internacional en criticar.
“El régimen de Maduro debe entender que los resultados que publica son difíciles de creer. La comunidad internacional y sobre todo el pueblo venezolano, incluyendo a los millones de venezolanos en el exilio, exigimos total transparencia de las actas y el proceso (…) Desde Chile no reconoceremos ningún resultado que no sea verificable”, dijo Boric en la madrugada del 29 de julio. Lo que desató una crisis entre ambos países que terminó con la salida de todo el personal diplomático de la embajada chilena en Caracas.
Gabriel Boric versus Javier Milei y Nayib Bukele
Pero, en la otra vereda ideológica, el mandatario chileno también ha enfrentado las críticas de presidentes como el argentino Javier Milei y el salvadoreño Nayib Bukele, quienes no han dudado en marcar una distancia con Boric en materia de combate a la criminalidad y de políticas económicas.
En las últimas semanas del año la tensión diplomática entre Chile y Argentina ha sido constante, tras las críticas del ministro de economía de Milei, Luis Caputo, quien aseguró que su país vecino había tenido un amplio crecimiento económico entre la década de los 80 hasta 2010, pero que “hoy está gobernado por un comunista que los está por hundir”.
Declaraciones que ocasionaron una nota de protesta por parte del gobierno de Boric que las calificó de “inapropiadas e inexactas”. Sin embargo, la disputa no quedó en el terreno diplomático, sino que se libró también en las redes sociales de los mandatarios. Milei, lejos de bajar la tensión, aseguró que su ministro “estaba poniendo zurdos en su lugar”, a lo que el chileno le respondió exigiéndole “un poquito más de humildad”.
Una disputa en la que, incluso, el presidente Gustavo Petro intervino en la plataforma de X, al publicar una foto de Milei con el mandatario chino Xi Jinping, a modo de burla contra las declaraciones del argentino.
“En relación con el presidente Javier Milei, lo que hay es una disputa de estilos, de liderazgo. Milei lo que busca es marcar una diferencia con el presidente Boric, de cara al resto del mundo, para demostrar que su sistema sí funciona y el de Chile no. Probablemente interesado en atraer apoyos como los de Estados Unidos e Israel y por lo tanto ha tensionado esa diferencia con el gobierno de Chile, como ocurrió en las recientes polémicas”, señala a EL TIEMPO el director de la Escuela de Gobierno y Comunicaciones de la Universidad Central de Chile, Marco Moreno.
Milei lo que busca es marcar una diferencia con el presidente Boric, de cara al resto del mundo, para demostrar que su sistema sí funciona y el de Chile no.
Marco MorenoDirector de la Escuela de Gobierno y Comunicaciones de la Universidad Central de Chile.
La relación bilateral entre Boric y Bukele también ha estado marcada por las desavenencias y las críticas cruzadas.
Desde 2022, cuando el mandatario chileno aseguró, en una entrevista con la revista TIME que en El Salvador había una “deriva autoritaria” con la que no se sentía identificado, a la hora de combatir la criminalidad, la distancia ha crecido entre ambos mandatarios y ha llevado a Bukele a decir que “los chilenos son más que su Presidente” y a criticar la situación de inseguridad que azota al país austral.
“El gobierno chileno ha sido crítico de la construcción de megacárceles, las condiciones en las que se encuentran los detenidos, etc. Ante lo cual, el presidente Bukele y otros funcionarios de su gobierno han respondido de manera bastante dura, no necesariamente ofensiva, defendiendo estas estrategias en la medida que, según ellos, han logrado importantes logros en términos de bajar la criminalidad y aumentar la seguridad”, señala Rojas.
Al margen de los desencuentros con sus pares de la región, Gabriel Boric se enfrenta al último año de su mandato en medio de un contexto global convulso que marcará 2025 con fechas como el 10 de enero y la eventual posesión de Nicolás Maduro en Venezuela, y el retorno de Donald Trump a la Casa Blanca, el próximo 20 de enero. Países con los que deberá buscar nuevas forma de relacionarse en la recta final de su gobierno.
ANDREA AGUILAR CÓRDOBA
Para EL TIEMPO
Santiago de Chile