El español Javier Perianes es hoy uno de los pianistas más activos y comentados, tanto en la escena de conciertos como en la industria discográfica.
Tiene un contrato de exclusividad con el sello disquero Harmonia Mundi (uno de los más importantes de Europa) y su reciente grabación de las ‘Goyescas’ de Enrique Granados llevó a la revista Gramophone a admirar la “complejidad colorida” de su estilo interpretativo.
Este es apenas uno de los muchos elogios que ha recibido por parte de la crítica, y los aficionados reciben cada nueva grabación como una grata sorpresa.
Perianes se presentará en el Cartagena Festival de Música interpretando, entre otras obras, la suite completa de las ‘Goyescas’ de Granados.
Aprovechando la cercanía de esas fechas, EL TIEMPO habló con él acerca de su trayectoria y del repertorio de música española para piano.
¿Por qué eligió el piano? ¿Recuerda qué fue lo primero que le atrajo de este instrumento?
Es una larga historia pero, resumiendo mucho, recuerdo que el clarinete iba a ser mi elección. Luego, un verano y un encuentro con mi tía Isabel, que era pianista, lo cambió todo. Ella tocó para mí en un piano e inmediatamente reaccioné diciéndole: “parece una orquesta”. La cantidad de colores que percibí, de manera inocente y sin ningún tipo de conocimiento del instrumento, me cautivó desde el primer instante.
En su hoja de vida hay unos encuentros que tuvo con Alicia de Larrocha, posiblemente la primera impulsora de todas las partituras de los grandes compositores de España. ¿Nos puede compartir algún consejo que ella le dio?
No puedo considerarme ni alumno, ni discípulo ni nada parecido de la gran Alicia de Larrocha. Solamente un par de encuentros en los que pude recibir algunos consejos valiosísimos sobre compositores como Haydn, Beethoven, Falla o Chopin. Más que compartir algún consejo concreto diría que me impresionó su honestidad, su compromiso absoluto con la música y un sentido del ritmo y del sonido absolutamente únicos.
Dicen que usted tiene una predilección por las obras de cámara, como los quintetos de Granados y Turina. ¿Cuál es el encanto de estas piezas que requieren menos instrumentos?
Más que predilección diría que en la música de cámara encuentro joyas del repertorio extraordinarias. Además, compartir ensayos y conciertos con otros colegas me aporta muchísimo desde el punto de vista musical y humano.
Usted tiene un contrato de exclusividad con el sello discográfico Harmonia Mundi. ¿Cómo comenzó ese vínculo? ¿Y cómo funciona, es decir, cómo se decide cuál será la siguiente grabación?
Son ya más de veinte años con Harmonia Mundi y es parte de mi familia musical. Hemos recorrido juntos todos estos años y espero que la relación siga siendo tan fructífera y especial. Comenzó casi por casualidad cuando la responsable del sello en España, Françoise Pelaud, contactó conmigo para comenzar a valorar posibles proyectos discográficos. Posteriormente ya entré en contacto con la directora general de la compañía, la añorada y querida Eva Coutaz… Y hasta hoy. La siguiente grabación estará dedicada a sonatas de Scarlatti y son proyectos que consensuamos con mucha antelación, en los que los intereses de la compañía y los míos tienen que alinearse.
Hablemos de algunas obras que usted interpretará en el Festival de Cartagena. En primer lugar está ‘Noches en los jardines de España’ de Manuel De Falla. ¿Qué secretos ha descubierto después de estudiar la partitura?
‘Noches en los jardines de España’ es una obra absolutamente icónica del pianismo español y, diría yo, universal. Los secretos habría que preguntárselos a Manuel de Falla (se ríe). Uno solo puede ir buceando en la obra, año tras año, e ir alumbrando lo que uno piensa que pueden ser hallazgos. No creo que Falla de manera deliberada hubiera querido representar la noche, más bien evocar y sugerir.
También interpretará las ‘Goyescas’ de Enrique Granados, que están basadas en los cuadros de Goya. Cuando está interpretando estas piezas, ¿piensa en términos pictóricos o visuales?
Otra obra maestra del pianismo español, una suite única y sin duda lo mejor de la creación para piano de Enrique Granados. Cuando uno aborda ‘Goyescas’ hay que acercarse a la obra de muchas maneras, no solo en términos pictóricos. El arco dramático, la narrativa, la improvisación, el virtuosismo, el color, las texturas, el contrapunto: en ‘Goyescas’ encontramos eso y mucho más. El componente de enorme inspiración que aportan las pinturas de Goya es desde luego importante, pero no es el único.
Una obra que parece recurrente entre su repertorio es el Concierto ‘Emperador’ de Beethoven. ¿Qué le hace volver a este compositor?
No me había fijado en la recurrencia del ‘Emperador’ porque creo, sinceramente, que muchas otras obras pueden ser también habituales. A Beethoven no se vuelve; sencillamente uno nunca lo abandona. Es una constante en la trayectoria de todos los músicos y un faro imprescindible y pleno de actualidad. Yo diría que su música es incluso una necesidad vital para todos los artistas.
Por último, ¿qué le falta por grabar?
Afortunadamente el repertorio para piano, ya sea en solitario, con orquesta, con formación de cámara o con cantante, es muy extenso y variado. No podría grabar o tocar todo lo que me gustaría en varias vidas. Así que, imagínese, me falta absolutamente todo o casi todo por tocar o por grabar.
Juan Carlos Garay para EL TIEMPO