En una jugada que, de momento, no se sabe en qué terminará, el opositor venezolano Edmundo González -quien defiende con pruebas ser el legítimo ganador de las elecciones presidenciales de 2024- emprendió sorpresivamente una gira por América Latina, iniciando ayer en Argentina y Uruguay.
Desde septiembre, cuando huyó de su país para exiliarse en España, González solo había recorrido algunos países europeos. Sin embargo, con la promesa de que el próximo viernes 10 de enero arribará a Caracas para juramentarse como el nuevo presidente de los venezolanos, a sus 75 años el opositor arrancó un periplo por la región.
No en vano González Urrutia optó por iniciar su viaje en Argentina. Por un lado, porque el gobierno de Javier Milei fue en agosto pasado uno de los primeros en considerarlo como vencedor en unos comicios en los que, según los fiscales electorales de la oposición, el candidato logró una contundente ventaja sobre Nicolás Maduro.
Y por otro, porque el diplomático de carrera jubilado se desempeñó como embajador ante Argentina a inicios de los años 2000.
Se espera que este miércoles 8 de enero visite Panamá donde se reunirá con el jefe de Estado, José Raúl Mulino, y al día siguiente parta a República Dominicana para entrevistarse con el mandatario de ese país, Luis Abinader.
Nicolás Maduro recibiendo a Gustavo Petro en Caracas. Foto:Presidencia
Además, es probable que González Urrutia visite Estados Unidos, donde se espera una reunión con el mandatario saliente Joe Biden y, posiblemente, con el presidente electo Donald Trump.
Sin embargo, la atención mundial está puesta en lo que ocurra el 10 de enero, día en el que Nicolás Maduro -quien está en el Gobierno desde 2013 y cuenta con el apoyo de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana- también afirma que prestará juramento para un nuevo mandato de seis años.
“La transición se prevé difícil porque estamos hablando de un régimen totalitario que pretende mantenerse en el poder con el único recurso que le queda, que es la fuerza bruta”, afirmó Elisa Trotta, secretaria general del Foro Argentino para la Defensa de la Democracia, quien aseguró que “en los últimos días continúan los secuestros, las desapariciones, las torturas y las muertes de presos políticos” en Venezuela.
Acusado en Venezuela de varios delitos, entre ellos, “complicidad en el uso de actos violentos contra la República” y “usurpación de funciones”, la Fiscalía de Venezuela anunció el 2 de enero que el gobierno de Maduro ofrece una recompensa de 100.000 dólares por información sobre el paradero de Edmundo González.
Para los venezolanos, la amenaza ha sido calificada como “graciosa” e incluso en las redes sociales han desplegado un listado de burlas hacia las publicaciones de las cuentas del chavismo que piden la captura del opositor.
La transición se prevé difícil porque estamos hablando de un régimen totalitario que pretende mantenerse en el poder con el único recurso que le queda, que es la fuerza bruta”
Elisa TrottaForo Argentino para la Defensa de la Democracia
A la decisión de ofrecer una recompensa por su captura, en los últimos días, las fuerzas del orden venezolanas comenzaron un despliegue de seguridad en varias zonas de Caracas, especialmente por las noches.
El chavismo también armó una programación de actividades “culturales y recreativas” que iniciaron el pasado 1.° de enero y que irán hasta el 4 de febrero. Estas incluyen caminatas, bicicletadas y otros eventos, “porque el pueblo está en la calle celebrando”, dicen constantemente los voceros del chavismo.
“La verdad es que el chavismo prefiere estar movilizado ante cualquier reacción opositora. El 10 de enero se espera una marcha que convocó María Corina Machado, así que el sector oficial no se puede quedar atrás”, dijo a EL TIEMPO una fuente cercana al chavismo que prefiere mantener el anonimato.
No obstante, y contrario a lo que asegura el chavismo, en las calles de la capital hay poco ambiente de celebración. Las actividades que han realizado cuentan con poca participación, incluyendo un concierto de fin de año a las afueras del palacio de Miraflores, en el que participó el cantante colombiano Felipe Peláez, ampliamente criticado por apoyar el evento y quien se defendió diciendo que es “apolítico”.
Edmundo González desde Argentina Foto:AFP
El llamado de la oposición
Desde la clandestinidad, la líder opositora María Corina Machado insiste en que ha llegado el “momento” de hacer valer la victoria del 28 de julio, que según las actas de votación le otorgan 7’303.480 votos a Edmundo González, frente a 3’316.142 de votos de Nicolás Maduro.
Machado llamó a los venezolanos a hacer “cada uno su parte” y convocó a las calles para este 10 de enero, sin dar más detalles.
“Todos sabemos que Edmundo ganó, pero salir a las calles no sé si sea lo mejor”, dice a EL TIEMPO una vendedora informal en el popular bulevar de Sabana Grande, en Caracas. La razón: “ves ese montón de gente presa y esos muertos”, insistió la mujer quien prefirió no decir su nombre.
Y es que el telón de fondo de este 10 de enero es, justamente, la represión postelectoral que dejó al menos 25 muertos y más de 2.000 presos, incluyendo 150 menores de edad. De ahí que el temor se pasee por las calles, sobre todo en las zonas populares de Caracas, donde el chavismo perdió el tradicional apoyo de hace unos años.
Según la ONG Foro Penal, aún quedan encarceladas 1.794 personas, de las cuales 31 no se conoce su paradero. Además, al menos tres detenidos murieron en custodia del Estado.
“Es difícil que la gente salga a la calle, no porque no quiera cambio, eso lo expresaron en las urnas, sino porque el Gobierno reprimió de una manera tan cruel que ahora lo importante para la gente es preservar su libertad, su vida y su familia”, dice a EL TIEMPO el politólogo Carlos Zambrano.
Aun así, hay quienes, desde el exilio, ven las cosas con un cristal diferente. Para Julio Borges, opositor exiliado en España, el 10 de enero significa la intensificación de un proceso que va a conducir a un cambio. “Yo tengo una visión positiva”, dice Borges a este diario.
Pero, el opositor también cree que hay que estar consciente de la realidad y tener cuidado ante quienes consideran que es posible un nuevo proceso de negociación con Maduro.
“Honestamente, eso no existe. Maduro ha llevado todo a un extremo donde solo cabe la presión macro y micro para dos metas: fracturar internamente un sistema totalmente podrido o forzar a la dictadura a negociar su salida”, escribió Borges en un reciente artículo de opinión para El Debate, opinión que aún mantiene.
María Corina Machado. Foto:AFP
Una región dividida
La gira de Edmundo González también expone cómo podría reconfigurarse la región en torno a Venezuela. Colombia y Brasil sorprendieron al no reconocer a Maduro, exigiendo las actas de votación, pero enviarán a sus embajadores a la toma de posesión del presidente, por lo que la postura de vaivén ha molestado a un sector de la oposición venezolana.
De otro lado está Argentina, con Javier Milei a la cabeza, y quien insiste en mantener un discurso diametral con el gobierno venezolano.
“Si bien Argentina no comparte frontera con Venezuela, en este momento hay un peso importante que imprime esta visita de González. Primero, por lo disruptivo que ha sido Milei en la región, pero también porque en su embajada en Caracas tiene a cinco personas que llevan más de un mes asediadas por las fuerzas de Maduro”, insistió Zambrano.
Aunque no hay claridad sobre si esta gira cambiará la postura de Petro o Lula, hay quienes creen que es un paso importante y que demuestra que González no tiene miedo de defender su triunfo.
“En 2024 comenzamos a agrietar el muro. En 2025 podemos y debemos terminar de derrumbarlo. No sabemos exactamente cómo ni cuándo ocurrirá”, dice el politólogo en el exilio Walter Molina, asegurando que cada paso que se dé para recuperar la democracia demuestra lo aislado del régimen.
Así las cosas, en los próximos días se espera una dinámica de acontecimientos diplomáticos que, sin duda, abonarán a la narrativa opositora, pero no se sabe si tendrá el suficiente peso para lograr desplazar a Maduro del poder.
ANA MARÍA RODRÍGUEZ BRAZÓN – CORRESPONSAL EL TIEMPO – CARACAS