Tras la tregua que se empezó a aplicar el 27 de noviembre entre Israel y el grupo chií libanés Hezbolá, tras más de un año de hostilidades y dos de guerra abierta, todos los ojos se posan sobre lo que podría pasar con la martirizada Franja de Gaza, con la esperanza de que se pueda replicar el modelo con el movimiento islamista Hamás, en un conflicto que ha dejado más de 44.000 muertos, en el que se ha barrido casi toda la infraestructura civil del enclave palestino y en el que se está a punto de caer en una hambruna por las limitaciones impuestas por las fuerzas hebreas para la entrada de alimentos y asistencia humanitaria.
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Pocos minutos después de que se dio a conocer el compromiso de tregua por dos meses en el que Israel aceptó retirar sus tropas del Líbano, y Hezbolá estuvo de acuerdo en replegarse al norte del río Litani para que en el sur del país solo puedan estar el ejército libanés y los cascos azules de la ONU, el presidente estadounidense, Joe Biden, uno de los artífices del pacto, prometió que se pondría en la tarea de buscar un acuerdo para Gaza.
“El presidente Biden tiene la intención de ponerse manos a la obra ordenando a sus emisarios que se pongan en contacto con Turquía, Catar, Egipto y otros actores de la región con vistas a un cese el fuego y un acuerdo para la liberación de rehenes en manos del grupo palestino Hamás en la Franja de Gaza”, decía en la semana Jake Sullivan, asesor de Seguridad Nacional.
¿Se puede aplicar la misma tregua en la Franja de Gaza?
A Biden le queda poco más de un mes para mostrar resultados en la región luego de su actitud más que contemplativa respecto al accionar de Israel, pero los analistas coinciden en que una cosa es la perspectiva de Hezbolá en el Líbano, y otra muy diferente la de Hamás en Gaza.
En el caso del Líbano, fue un alto el fuego sencillo sin factores ideológicos en juego en Israel
“La presencia de rehenes hace muy improbable que Israel acepte un simple alto el fuego sin el retorno de ellos”, dice a EL TIEMPO Ghaith Al-Omari, miembro del Washington Institute y experto en Política de Oriente Medio y las relaciones árabo-israelíes.
“En el caso del Líbano, fue un alto el fuego sencillo sin factores ideológicos en juego en Israel. En el caso de Gaza, algunos miembros de la coalición israelí están abogando abiertamente por la reocupación y el reasentamiento de la Franja. Esto hace que las dimensiones políticas internas de un alto el fuego sean mucho más complicadas en Israel”.
Al-Omari cree que “el alto el fuego en Líbano no requirió que Hezbolá renunciara a su papel político en Líbano. Pero un alto el fuego en Gaza requerirá que Hamás deje de gobernar Gaza y se desarme por completo. Muchos en Hamás ven esto como una amenaza existencial y se resistirán a un alto el fuego de ese tipo”.
Adrian Mac Liman, excorresponsal de guerra y hoy analista geopolítico, ve “imposible” un acuerdo similar al de Hezbolá, en Gaza. “Para Israel, Gaza es un territorio anexionado, que debería formar parte del Gran Israel. El trato aplicable a la población es, por tanto, distinto. Más duro”.
Para Israel, Gaza es un territorio anexionado, que debería formar parte del Gran Israel. El trato aplicable a la población es, por tanto, distinto
Mac Liman toca un punto clave. La ofensiva desatada por Israel sobre Gaza va mucho más allá de la eliminación de la capacidad terrorista de Hamás. La torpe y sanguinaria incursión del movimiento islamista en Israel del 7 de octubre del 2023 se convirtió en la excusa perfecta para que el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, busque eliminar cualquier posibilidad de que se erija un estado palestino en los territorios de Gaza y Cisjordania, que los miembros más extremistas de su coalición de gobierno asumen como parte de Eretz Israel (Tierra de Israel), la promesa bíblica que ha marcado por siglos el devenir de este pueblo. Aunque todos los ojos están centrados en lo que sucede en Gaza, el acoso de los colonos judíos a los palestinos en Cisjordania es creciente.
“Se trata también de venganza, de la supervivencia política de Netanyahu y del rechazo absoluto de su gobierno a las aspiraciones palestinas de independencia”, comenta, por su parte, Jeremy Bowen, en la BBC.
Lo que ganan Israel y Hezbolá con la tregua de 60 días
También hay que decir que tanto para Hezbolá como para Israel, un alto el fuego resulta una buena decisión estratégica.
En el caso de los primeros, tras el asesinato de sus principales ideólogos y estrategas militares, y del descalabro total que significó para ellos que la inteligencia israelí hubiera infiltrado sus sistemas logísticos y de comunicaciones, necesita un respiro para organizar sus filas y replantear sus objetivos, mucho más si, como parece, Irán, su gran patrocinador, lo ha dejado un poco solo en la batalla.
En el caso de Israel, el mismo Netanyahu ha dicho que quiere acabar la tarea con Hamás y centrarse en la amenaza iraní. Es claro que el desgaste para su ejército es grande por el hecho de tener que combatir en dos y casi tres frentes. Y de carambola, obligar a Hezbolá a silenciar sus fusiles implica que cese su apoyo a Hamás, al menos de momento. Y esto lo ha conseguido prácticamente a cambio de nada.
A lo que se suma la llegada a la Casa Blanca de Donald Trump, que sin duda será un aliado de los objetivos geopolíticos de Israel.
“Actualmente Israel no tiene un objetivo político a largo plazo sobre cómo quiere convivir con sus vecinos; está embarcado en una huida a largo plazo, buscando incendiar la región y arrastrar a EE. UU. en su ayuda. Irán es su nuevo señuelo para justificar su estado de guerra permanente: en los 70-80 era la OLP, en los 2000, el terrorismo yihadista, en 2010, Irán”, conceptúa Isaías Barreñada, de la Universidad Complutense de Madrid.
El anuncio de la tregua Israel-Hezbolá llega poco después de que la Corte Penal Internacional (CPI) ordenó el arresto de Netanyahu y de su exministro de Defensa Yoav Gallant por crímenes de guerra y de lesa humanidad durante la ofensiva en Gaza, decisión que, se anunció, será apelada.
¿Se respetará la tregua entre Israel y Hezbolá?
Mientras miles de libaneses comenzaron su regreso a lo que queda de sus casas, los israelíes que antes de octubre vivían en el norte del país tienen mucha desconfianza de regresar. Yulia, una estudiante de Nahariya, dice que existe consenso entre sus compañeros de facultad: “Este (la tregua) ha sido el mayor error posible”.
La joven cree que Hezbolá va a rearmarse y atacar cuando sea posible, lo que pondría en peligro el regreso a sus casas de los 60.000 evacuados del norte.
¿Durará la tregua en el Líbano? Barreñada cree que no: “Israel está en guerra continua con sus vecinos. Ocupa parte del territorio libanés hace décadas y ha violado sistemáticamente los acuerdos de 2006. Por ello ha sido hostigado por Hezbolá. Ahora Israel ha demostrado su capacidad destructiva, violando el derecho internacional humanitario de múltiples formas, y desde esa posición pretende imponer un nuevo statu quo. No hay ninguna seguridad de que eso (la tregua) se respete por ninguna de las dos partes”.
De hecho, este sábado el ejército israelí realizó bombardeos contra Hezbolá en el sur de Líbano tras haber detectado actividad “que planteaba una amenaza”. En un comunicado, las fuerzas armadas israelíes enumeraron cuatro incidentes, incluyendo un bombardeo de la fuerza aérea israelí contra “terroristas identificados acercándose a estructuras de Hezbolá en el sur de Líbano”.
EDUARD SOTO – EDITOR ADJUNTO
CARLOS JOSÉ REYES GARCÍA – SUBEDITOR INTERNACIONAL
EL TIEMPO