Para Amber, el cambio no parecía un problema. De acuerdo a lo que ella misma relató en Business Insider, llevaban casi una década juntos, compartiendo experiencias que fortalecieron su vínculo.
Recorrieron el noroeste del Pacífico con sus mochilas, atravesaron el país de costa a costa en una furgoneta Volkswagen y acamparon bajo las estrellas en 35 parques nacionales diferentes de Estados Unidos. Su relación había resistido grandes pruebas, y ella estaba convencida de que podrían afrontar cualquier desafío.
Además, la Universidad de Arizona ofrecía la oportunidad perfecta para completar sus estudios universitarios. Así que dejó atrás su hogar, empacó sus cosas y se instaló en el extenso terreno desértico donde vivía la abuela de su novio.
Sin embargo, la estabilidad que Amber esperaba se desmoronó antes de que pudiera iniciar su primer semestre en la universidad. Apenas días antes del comienzo de clases, su novio le anunció que regresaba a California.
“Quise golpearlo, pero en realidad estaba enojada conmigo misma”, admitió. Había ignorado señales de advertencia a lo largo de los años como mentiras, infidelidades e incluso robos. Ahora, por primera vez en una década, estaba completamente sola en una ciudad extraña, con el corazón roto y un futuro incierto.
La tristeza y la soledad la consumían, y sus ojos enrojecidos delataban su llanto constante. Se preguntó si realmente valía la pena quedarse en Arizona o si debía regresar a casa. Pero su determinación prevaleció: sería la primera en su familia en graduarse de la universidad, con o sin pareja.
A pesar de ser muy diferente a California, se enamoró del desierto de Arizona. Foto:iStockphoto
Su reconversión en el desierto de Arizona: el sitio que ahora elige para vivir
Criada junto al mar, Amber se sintió ajena al árido paisaje de Arizona. Cactus espinosos, jabalíes salvajes y ratas del desierto que anidaban en los motores de los autos eran señales claras de que estaba lejos de su casa.
Sin embargo, tal como relató en Business Insider, decidió enfocarse en sus estudios, se unió al centro de escritura de la universidad y comenzó a dar clases de lectura a niños de primaria. Se mudó a un pequeño departamento cerca del campus y tuvo un breve romance con un estudiante de ciencias políticas. En poco tiempo, montaba en bicicleta por la ciudad, nadaba en la piscina de la universidad y exploraba el estado.
Amber descubrió la riqueza cultural del suroeste, visitando pueblos históricos como Bisbee y Tombstone. Se aventuró en la naturaleza, acampó en el monte Lemmon, recorrió las montañas Santa Catalina y contempló las estrellas en el desierto.
Dos años y medio después, se graduó con una licenciatura y con un sincero cariño por Arizona. Aunque más tarde se mudó a Seattle para su trabajo soñado, guarda un profundo agradecimiento por la experiencia.
“Jamás imaginé que me encariñaría tanto con Arizona, pero allí me encontré a mí misma, cumplí mis metas y forjé amistades para toda la vida”, reflexiona.