“Me siento profundamente frustrado (…) pero ahora debo dar un paso al costado por un tiempo”.
Con estas palabras, el presidente de Corea del Sur, Yoon Suk Yeol, reaccionó este sábado a la votación con la que el Parlamento de su país decidió destituirlo por la fallida ley marcial que decretó.
Del total de 300 diputados de la cámara, 204 votaron a favor de destituir al presidente por insurrección y 85 lo hicieron en contra, según los resultados anunciados por la presidencia de la cámara.
La pregunta ahora es qué viene para la nación surcoreana y si esto sumirá al país en una crisis política.
De momento, Yoon quedó suspendido del cargo y ahora la palabra final la tiene la Corte Constitucional, quien decidirá si valida o no la destitución. Para hacerlo tiene 180 días (seis meses) para declararse sobre la cuestión.
El primer ministro, Han Duck-soo, asumirá como presidente interino del país y prometió ejercer una “gobernanza estable”.
Me siento profundamente frustrado (…) pero ahora debo dar un paso al costado por un tiempo
Una vez el alto tribunal se pronuncie, el Corea del Sur deberá ir a las urnas en un plazo no mayor a 60 días.
Si la Corte confirma su destitución, Yoon Suk Yeol será el segundo presidente de la historia de Corea del Sur en terminar así, tras el caso de la dirigente Park Geun-hye en 2017.
Sin embargo, también existe un precedente en el que la destitución aprobada por el Parlamento fue invalidada dos meses más tarde por la Corte Constitucional, la del presidente Roh Moo-hyun en 2004.
¿Quién es Yoon Suk Yeol y por qué lo destituyeron?
El surcoreano Yoon Suk Yeol entró en política después de una descollante carrera como fiscal, pero como presidente encadenó una crisis tras otra hasta su destitución este sábado después de declarar brevemente una ley marcial y enviar soldados y helicópteros al Parlamento.
La declaración de la ley marcial duró apenas unas horas la noche del 3 al 4 de diciembre y Yoon dio marcha atrás después de las multitudinarias protestas y forcejeos en el Parlamento.
Su decisión hundió su popularidad hasta el 11 por ciento, según el último sondeo publicado por Gallup Korea.
Pero, revivió traumas en una democracia reciente con un traumático pasado de dictaduras.
Nacido en Seúl en 1960 meses antes de un golpe militar, Yoon estudió derecho y terminó convirtiéndose en un célebre fiscal con una cruzada contra la corrupción.
Desempeñó un papel providencial en la condena por abuso de poder de Park Geun-hye, la primera presidenta surcoreana, que fue encarcelada y destituida en 2016.
Como fiscal general en 2019 también procesó al principal asesor del sucesor de Park, Moon Jae-in, en un caso de fraude y sobornos.
Al conservador Partido del Poder Popular, en la oposición entonces, le gustó su perfil y lo convenció para que fuera su candidato presidencial.
Ganó las elecciones de marzo de 2022 frente a Lee Jae-myung del Partido Demócrata, pero por el margen más estrecho en la historia del país.
Sin embargo, Yoon nunca ha gozado de mucho aprecio ciudadano, especialmente de las mujeres tras hacer campaña por eliminar el Ministerio de Igualdad de Género. Y los escándalos no tardaron en llegar.
Uno de los primeros fue la gestión de la catástrofe de las fiestas de Halloween de 2022 en un barrio de Seúl, en las que murieron aplastadas más de 150 personas.
Los votantes atribuyen a su gobierno la inflación en los alimentos, el letargo económico y las crecientes restricciones a la libertad de expresión.
Lo acusan también de abusar de los vetos presidenciales, como cuando paralizó una ley que allanaba el camino para una investigación especial contra su mujer, Kim Keon Hee, por manipulación del mercado bursátil.
La reputación se hundió todavía más el año pasado cuando su esposa fue filmada en secreto aceptando como regalo un bolso de un diseñador valorado en 2.000 dólares. Yoon argumentó que hubiera sido maleducado rechazarlo.
*Con AFP